Un diario antiguo de Piso. Registra su vida sencilla, a la vez que plena, en el campo.
Diario de Piso
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Día 27 del Mes de la Libertad
¡He vuelto a ganar el concurso de cazar topillos! Aunque, para alguien tan grandioso como yo, un logro tan minúsculo no es ni siquiera digno de mención.
Ya soy el rey del escondite, el campeón de volar cometas, un experto en pescar y el mejor cazador de Elisios. ¡Ahora tengo un nuevo objetivo! Quiero irme de la aldea, como hizo Fainón, y explorar el mundo.
Pero antes de eso, tengo que completar una pequeña misión: ¡preparar un regalo de despedida genial para Fainón!
Ya lo tengo pensado. Le regalaré un tirachinas hecho por mí mismo, con el mango de madera de olmo y la goma de piel de búfalo. Aunque no se puede comparar con el arco de mi padre, está muy bien hecho. No solo eso, también he inventado distintos tipos de proyectiles personalizados. Hay uno que brilla en la oscuridad, otro que pica que no veas y otro con efecto adormecedor. ¡Todos son muy útiles!
(Se omiten varias páginas).
Día 3 del Mes de la Siega
Uf, ¡mi padre me agarró de las orejas otra vez! ¿¿Cómo supo que había escondido mi tarea sin terminar de la escuela dentro del montón de heno??
Pero esta vez de verdad no estaba holgazaneando. Bueno, solo me dormí algunos ratitos en clase, y como castigo la maestra Pitias me mandó copiar el «Compendio de plantas» entero tres veces. ¡¿Cómo voy a poder terminar todo eso?!
Además, me dio un montón de miedo la cara que puso la maestra cuando dijo sonriendo: "Si tu cerebro no puede recordarlo, lo recordarán tus músculos". ¡Daba más miedo que la cara que pone mi padre cuando me persigue por la aldea para darme una buena tunda!
¡Ah! ¡Y como descubra quién fue el soplón, se va a enterar! ¡Le haré tragar una tartaleta rellena de salsa picante!
(Se omiten varias páginas).
Día 9 del Mes de la Siega
Anoche soñé que Fainón me saludaba con la mano desde el muelle. A la espalda llevaba un oso marrón, como una mochila. Después construí una balsa con las aspas del molino y volé por encima de los árboles montado en la luz de la luna e incluso recogí a Livia de entre las espigas de trigo del campo.
De repente, apareció mi padre. Llevaba una vara en la mano y me perseguía gritando: "¡Mocoso, baja de ahí! ¡No has terminado tus tareas!". Me asusté tanto que me caí de la balsa. Por suerte, la maestra Pitias hizo una red con un libro de texto y me sacó...
Durante el descanso, le pregunté a Livia discretamente sobre mi sueño. Me dijo que era una señal de que, si supero unas cuantas dificultades pequeñas, en el futuro me convertiré en un viajero increíble que recorrerá todo Amphoreus. Je, je, ¡seguro que es verdad!
Para hacer este sueño realidad, ¡tengo que empezar a trabajar duro desde hoy! Lo primero que voy a hacer es preparar unos tarros de comida energética para el viaje. Dentro voy a poner la carne de ciervo ahumada que escondió papá, las bayas secas de mamá y los caramelos explosivos superpoderosos que hice. (Si te comes uno, ¡das un salto de un metro de altura!).