Una respuesta de Amunet a la reina de Estisia. Su contenido y su época ya son difíciles de confirmar.
¿Qué sabemos de la muerte?
A la reina de Estisia: ¿Qué sabemos de la muerte?
A la reina de Estisia
Alteza, hace unos días recibí su carta. Como usted mencionó, desde que Tánatos nació en Amphoreus, los años dorados de la inmortalidad se convirtieron en historia. Y creo que nunca más tendremos la oportunidad de regresar a esa época.
Aidonia cree en la "muerte". Sé que esto puede resultar aterrador para otras polis. Es comprensible, ya que el rechazo de la "muerte" puede provenir de la lógica más fundamental de la vida. En su carta, menciona que quiere entender la "muerte" y que espera que pueda aportarle alguna luz sobre el "dolor de la inmortalidad". Me siento honrada. Sé que el mundo de los inmortales es muy diferente al de los mortales, y no tengo la suficiente experiencia como para ofrecerle algún consejo útil. Pero, ya que está buscando una respuesta, me atreveré a compartir mi opinión.
Para resumirlo en una frase: Es precisamente porque todas las cosas han de terminar algún día que adquieren significado, y en ello reside el sentido de la vida. Por esta razón nos entregamos a la "muerte" y la veneramos. Es un concepto simple y a la vez complejo. Si esto despierta su curiosidad, permítame explayarme aún más.
En Aidonia, cada año damos nuestra bendición a los niños y les felicitamos por estar un paso más cerca de la muerte. Organizamos todo tipo de rituales y festivales (como la ceremonia de paso a la edad adulta), para conmemorar cada momento especial e importante de la vida, porque sabemos que esos eventos del pasado no volverán a ocurrir en nuestras cortas vidas. Nos despedimos solemnemente de los seres queridos, deseando un mejor mañana al final de cada día y nos damos las buenas noches antes de dormir.
Nos entristecemos por las pérdidas y nos alegramos cuando ganamos. Por eso aprendimos a apreciar las cosas y nos alegramos por ello. Aunque para los inmortales, esta alegría es efímera. Sí, puede parecer absurdo, pero es así. La muerte nos trae alegría.
Pero todo es diferente para ustedes y los demás inmortales que vivieron en la edad dorada.
Por ejemplo, he oído que Estisia nunca ha tenido ningún ritual o festival importante, y que ni siquiera existe algo que pueda ser descrito como "solemne", "elegíaco" o "conmemorativo". Esto se debe a que no es necesario. En los largos años de existencia de Estisia, nada es relevante, y nada merece conmemorarse. Para los inmortales, todos los pensamientos y acciones no son más que ecos de un pasado lejano, y creen firmemente que continuarán transmitiéndose hasta el futuro eterno.
Como dicen, "nada es verdaderamente nuevo bajo el sol, todo lo nuevo procede del olvido". Creo que, para los inmortales que han vivido todo y siguen experimentando todo, lo que existe en este mundo es aburrido e insípido. Si los inmortales experimentan algún tipo de "diversión", no es algo que los mortales como yo puedan comprender.
La respuesta se me ocurrió mientras escribía esta carta. Si quiere deshacerse del "dolor de la inmortalidad" que mencionó antes, la respuesta es la "muerte". Desde que Tánatos caminó por la tierra de Amphoreus, los filósofos sostenían que la inmortalidad no era más que una maldición que prolongaba la vida repetitiva y aburrida. Quizás los que sostuvieron esta idea fueron los fundadores de la polis de Aidonia.
Ante la amenaza de la muerte, valoraremos cada una de nuestras decisiones, ya que cada una tiene implicaciones de "no vuelta atrás" e "irreversibles". Algunos filósofos han sugerido que nuestras vidas se mueven en un estado de "ciclo eterno". Esto significa que cada una de nuestras decisiones se amplificará en el ciclo eterno, y hasta la más pequeña diferencia puede cambiar nuestras vidas en el ciclo. Como inmortal, es probable que sea difícil sentir el peso de este concepto.
Sabemos que los momentos que vivimos no son eternos, ni siquiera forman parte de la eternidad. Son meras ilusiones. Cada acción que llevamos a cabo en nuestras vidas efímeras podría ser la última, y cada rostro podría desvanecerse como un sueño.
Mi querida reina, si me preguntara sobre mi comprensión de la muerte, le respondería que es mi comprensión de la vida. Son lo mismo. En este viaje de la vida, la muerte no es el destino final, sino un equipaje que debemos llevar con nosotros. Si hay algo que no entienda, no se preocupe. Pronto me dirigiré a Estisia y le contaré todo lo que sé.
Por último, terminaré con una bendición de Aidonia: Que Tánatos nos cubra a todos con su sombra, porque nos enseñará el esplendor de la luz.