Montañeses: familia cabalgadromas
Una obra escrita por Ptolomeo, camarada de Midei, en sus últimos años, que narra la historia de cómo Geocles formó la Legión Cabalgadromas hace más de mil años. Relata su ascenso en Amphoreus y su eventual caída debido a una traición.

Parte I

Prefacio

Si tomamos como urdimbre los vastos y lejanos años, y como trama el ascenso y caída de las naciones, yo, Ptolomeo, siento que he hecho todo lo posible por medir, verificar y registrar el gran propósito de la historia y cultura de este mundo en los textos clásicos. En el año 4153 del Calendario de la Luz, completé la compilación «Crónicas de las tribulaciones de Aidonia», documentando sistemáticamente la historia de 297 polis y clanes influyentes del mundo de Amphoreus, desde el año 300 antes del Calendario de la Luz hasta el año 4100, siendo registrada su evolución y transformaciones en los anales históricos. En ese momento, pensé en dejar la pluma y archivar los volúmenes.

Entonces, llegó el año 4159 del Calendario de la Luz. Mientras la ciudad sagrada lloraba al Gran Herrero Jatonus, quien sacrificó su vida en el campo de batalla por Oqueima, se me encomendó escribir su epitafio. Fue entonces cuando tuve una revelación: ¿acaso los anales de la historia, que se supone deben beneficiar a todos y perdurar por miles de años, solo deben registrar exclusivamente a los descendientes de Kefale? Así que volví a tomar mi pluma de historiador, e investigué y recopilé extensamente las crónicas dispersas de las distintas tribus. Ahora, he tomado como punto de inicio a los cabalgadromas montañeses, dejando constancia de la grandeza y sacrificio de sus héroes, con la esperanza de completar el pergamino de todos los pueblos de Amphoreus.

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Volumen II: La creación de la Legión Cabalgadromas

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Desde que Geocles, el Abrecaminos encendió las llamas en la cordillera de Campa, y provocó un levantamiento entre los montañeses, escapando de la crisis y uniéndose al flujo de la historia, estos comenzaron a dividirse internamente. Entre ellos, quienes abandonaron las armas para dedicarse al arado y se especializaron en la agricultura y la minería, fueron esclavizados y sometidos a trabajar incesantemente por un tirano durante la Guerra de Crisos. Mientras que aquellos que compartían la ambición de Geocles, y juraron luchar por el futuro de su pueblo, se reunieron bajo su estandarte para formar un ejército.

En el año 3798 del Calendario de la Luz, cuando las tropas montañesas entraron por primera vez en la Guerra de Crisos, conquistaron tres polis en solo diez días gracias a su tenacidad y extraordinaria fortaleza física. Sin embargo, sus debilidades fueron rápidamente descubiertas: lentos para desplazarse, torpes de pensamiento, estrategias limitadas y falta de experiencia en combate. Cuando llegó el Mes del Luto, en medio de ventiscas de nieve que bloqueaban el paso, el tirano Oleinus ejecutó su plan. Atrajo a las tropas del Abrecaminos hacia una trampa y, aprovechando el temor natural de los montañeses al agua fría, vertió agua helada desde las alturas. Trescientos guerreros montañeses, paralizados por el frío y el hambre, fueron capturados y encerrados en los calabozos. En aquella época, los montañeses se habían convertido en esclavos codiciados, y el tirano, movido por la codicia, indultó de la ejecución a su líder Geocles. Sin embargo, fue precisamente esta avaricia la que acabaría costándole tanto su nación como su vida.

En aquel entonces, dentro de los calabozos, además de las tropas de montañeses recién capturados, también había decenas de dromas cautivos. Estos eran muy valorados por los comerciantes. Los dromas fuertes podían tirar de cargas y hacer trabajos pesados, mientras que los viejos y débiles podían ser convertidos en raciones de carne para el ejército. Los montañeses también eran creaciones de Georios y nacían con la capacidad de hablar con los dromas. Cuando los guardias se descuidaron, Geocles se escabulló en secreto y les transmitió sus planes, convenciendo a todos los dromas para que se unieran a su noble causa. Poco después, cuando la nieve se derritió, el tirano ordenó trasladar a los prisioneros del sótano. Apenas se abrieron las puertas de la prisión, una nube de polvo se alzó furiosa. Los montañeses, dirigiendo a los dromas, irrumpieron como un rayo y derrotaron en un instante al tirano y a su ejército hasta convertirlos en polvo.

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Después de derrocar al tirano y liberar Oleinus, los montañeses comenzaron a forjar sus armas y entrenar sus tropas en el lugar. Durante este período, Geocles estudió día y noche estrategias militares y entrenó rigurosamente a sus tropas, hasta que finalmente formó una división de élite de jinetes de dromas. En comparación con la infantería montañesa, la Legión Cabalgadromas compensaba la lentitud en las marchas, y mostró al máximo el potencial feroz de los dromas. Una vez que emprendían el asalto, barrían con todo a su paso. Aunque algunos intentaron tender trampas para contrarrestarlos, muy pocas podían contener a los dromas, y Geocles, con su experiencia en batalla, rara vez caía en ellas. Hasta el año 3840 del Calendario de la Luz, la Legión Cabalgadromas aterrorizaba Amphoreus. Establecieron su bastión en la meseta de Oleinus, y proclamando proteger a todas las criaturas terrestres, ningún estado se atrevía a desafiarlos. El ejército de Kremnos intentó interceptarlos, pero Geocles, consciente de las desventajas del campo de batalla, aplastó su primera línea y se retiró rápidamente, dejando al ejército de Kremnos sin opciones.

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