Orden de la emperatriz: lista de purificación
La orden secreta recibida por los purificadores después de su conversión a la emperatriz. Los asesinos saldan sus pecados con dagas y dibujan la majestuosidad de la emperatriz con sangre.

Orden de la emperatriz: lista de purificación

A Darius, discípulo de Caenis:
Tú y tus compañeros, que intentaron cometer un regicidio, deberían ser decapitados y hundidos en el fondo del lago de Nubealba. Sin embargo, como emperatriz que gobierna el universo, mi corazón es tan vasto como el cielo y la tierra. Así, les concedo la oportunidad de redimir sus crímenes a través del servicio, demostrando así mi justicia.
Por ley, les ordeno purgar a todos los enemigos de la emperatriz y Oqueima. Quienes se opongan a la emperatriz verán cómo su carne regresa a la inmundicia y su alma quedará eternamente aprisionada en el río Estigia. Pero, limitados como estamos por los tratados de alianzas, Oqueima no puede administrar justicia abiertamente. Por tanto, les ordeno a ustedes, criminales, que mediante este decreto purifiquen esos pecados desde las sombras.

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Caenis, comandante original de los purificadores
Crimen: Intento de asesinato contra la emperatriz. Culpable de regicidio.
Sentencia: Ejecución. El regicidio se castiga con el despedazamiento en treinta millones de fragmentos y la transformación en alimento para animales, para que la carne y el espíritu se conviertan en fertilizante. Sin embargo, considerando que la persona elegida por el oráculo llegará pronto, su vida se ofrecerá como tributo y se permitirá que el cuerpo permanezca intacto como acto de clemencia.

A la emperatriz:
Se le cercenó la garganta en las afueras de Oqueima, y el cuerpo fue transportado a su campamento en Janópolis. De ahora en adelante, yo, Darius, asumiré el nombre de Caenis, y las espadas de los purificadores siempre servirán a la emperatriz y a las leyes de Oqueima.

A Caenis:
Reconozco tu lealtad hacia mí, la emperatriz, y como recompensa, te recibirás sangre dorada ofrecida por Dux Gladiorum. Sumerjan sus espadas en agua marina mezclada con esta sangre para obtener armas capaces de desafiar a quienes ostentan el poder divino. Sin embargo, recuerden que siguen siendo criminales a los que he perdonado. No nos decepcionen ni a mí ni a mi Gladiorum.

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Afranio, representante de la Alianza de Ladón
Crimen: Conspiración con polis enemigas. Culpable de alta traición.
Sentencia: Ejecución. Sus bienes serán confiscados por Oqueima, y su familia será esclavizada. Según las leyes de la alianza, se impone una multa de treinta millones de equidracmas a la polis de Ladón. En caso de incumplimiento, los venerables de Ladón serán considerados igualmente culpables y añadidos a la lista de purificación.

A la emperatriz:
He ejecutado a sus tres sirvientes cercanos en el estanque, y Dux Gladiorum decapitó personalmente a Afranio y dejó su cuerpo en el Palacio de Mármol. Posteriormente, será exhibido en las puertas de la ciudad durante siete días, como testimonio del poder de la emperatriz.

A Caenis:
Siete días son muy pocos, que lo dejen allí hasta que se desintegre.

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Malión, rey de Pafos
Crimen: Negarse a ceder la autoridad militar y los impuestos de guerra, evadir responsabilidades de la Alianza y retrasar la guerra buscallamas. Culpable de insubordinación.
Sentencia: Ejecución. Que sus dagas le otorguen una muerte horrible, para demostrar a los demás estados la determinación de la emperatriz.

A la emperatriz:
Me infiltré en el palacio de Pafos con siete purificadores. Matamos a Malión en su cámara de baño usando hojas romas, lo que dejó el cuerpo lleno de heridas horribles. Después llegaron los guardias del palacio y nos vimos obligados a contraatacar. Eliminamos a todos los guardias y perdimos a tres purificadores.
La familia real de Pafos señala a la emperatriz como responsable del asesinato y están ocurriendo graves revueltas en la polis. El pueblo de Pafos ya estaba furioso por el asesinato de Mnestia, y después de este incidente, es probable que estalle una rebelión.

A Caenis:
Como saben, el motivo de esta acción fue demostrar mi determinación de avanzar militarmente. Cuando los nobles que se oponen a mí solo encuentran la muerte, ¿qué pueden esperar los plebeyos?
Visitaré Pafos personalmente en los próximos días. Deben ofrecer la sumisión de sus ejércitos, riquezas y ciudadanos. Si falta aunque sea solo uno, la polis de Pafos al completo se unirá a Mnestia y se convertirá en cenizas.

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Setenta y cuatro sacerdotes de Janópolis
Crímenes: Difusión de oráculos falsos en nombre de Jano, negación del mundo más allá del cielo, obstrucción del Viaje buscallamas. Culpables de engañar a la soberana y al pueblo.
Sentencia: Ejecución del sumo sacerdote. La sentencia se llevará a cabo durante una ceremonia ritual para destruir su reputación y su prestigio. Los demás sacerdotes pueden ser eximidos de la purga si se cortan la lengua en señal de arrepentimiento.

A la emperatriz:
Durante la ceremonia de las sendas en Janópolis, los purificadores atravesaron con flechas el pecho del sumo sacerdote Vesta. Los fieles huyeron presas del pánico, creyendo que se trataba de un castigo divino por la desobediencia del sacerdote a la voluntad divina. Los setenta y tres sacerdotes restantes se cortaron la lengua en penitencia, pero entre ellos había individuos ancianos y débiles. Siete no pudieron soportar el dolor y perecieron.

A Caenis:
Aunque eran pecadores, sus crímenes no merecían la muerte. En nombre de la emperatriz, compensen a las familias de los siete fallecidos con cuarenta mil equidracmas. Si tienen hijos, escóltenlos hasta Oqueima, donde nos ocuparemos de su manutención.

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Lucitus, Dux Armaferrum, comandante de la tercera legión
Crimen: Desobedecer las órdenes de la emperatriz, negarse a entregar el estandarte en Oqueima, desertar en vísperas de la batalla. Culpable de cobardía en el campo de batalla.
Sentencia: En consideración a sus servicios militares previos, se le exime de la pena de muerte. No obstante, todos aquellos con sangre dorada deben jurar lealtad a la emperatriz para evitar que vuelva a ocurrir otra catástrofe como la Guerra de Crisos. Según la ley militar, se le quebrarán los huesos y los tendones para neutralizar sus poderes divinos, y tras quitarle la armadura, será azotado repetidamente hasta que reconozca sus crímenes.

A la emperatriz:
Tras una dura pelea, perdimos a tres purificadores y Dux Armaferrum fue capturado tras agotar su poder. Después, cortamos los tendones de sus cuatro extremidades con una daga dorada. Tras azotarlo durante tres días, hasta que se le veían los huesos, el criminal no se sometió, sino que siguió diciendo que la emperatriz era una tirana cruel. Un purificador, enfurecido, lo ejecutó y lo envió al río Estigia para cumplir allí su penitencia.

A Caenis:
¡Ridículo! Dux Armaferrum era mi súbdito. ¡No importa cuán graves fueran sus crímenes, nadie más que yo tenía derecho a juzgarlo! ¡Traigan inmediatamente al verdugo a Oqueima, donde lo condenaré a la muerte en la hoguera por exceder su autoridad!
¡Y si tal insolencia vuelve a ocurrir, los purificadores también serán "purificados" por Gladiorum y condenados por toda la eternidad!

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