Postal de Pólux desde el inframundo
Una postal de un conocido del inframundo que parece estar grabada en una escama de dragón. En la parte inferior hay un ramo marchito de sereniflor.

Postal de Pólux desde el inframundo

Estimada/o Trazacaminos:

Yo... no sé cómo dirigirme a ti. Al fin y al cabo, en este mundo aún no nos hemos conocido.

Una vez, Cirene bromeó diciendo que, en este mundo, Trazacaminos me debía un abrazo. Al principio, me dio vergüenza, pero después de descender al inframundo y soportar el largo paso del tiempo, comencé a sentir envidia de aquella versión de mí que se encontró contigo, y empecé a anhelar que esa deuda ilusoria pudiera llegar a ser pagada de verdad.

Por favor, no te burles de mí.

El inframundo es más hermoso de lo que imaginaba, y también más frío y solitario. Aquí vi a mi hermana Polixia, y también muchos otros rostros familiares y desconocidos, como los de los cientos de héroes que perecieron en el primer viaje buscallamas. Aunque sus mentes están fragmentadas, las insignias siguen brillando en su pecho. También vi a la dama Aglaea, quien me obsequió una ninfa para que me hiciera compañía antes de desvanecerse silenciosamente en el campo de flores...

Poco después, la maestra Tribbie agotó su poder divino para abrir la senda que conecta Estisia con el Vórtice de la Creación, y que Hysilens mantiene con su poder divino. Antes de partir, la maestra Tribbie me encomendó proteger bien esta senda. En estos largos años, desde el inframundo he visto morir a mis compañeros uno a uno. Algunos ni siquiera pudieron llegar aquí, como Midei, cuya alma se fragmentó en cinco partes, o el profesor Anaxa, quien se transformó a sí mismo en una piedra filosofal.

Al final, cuando ya no quedaba ningún humano vivo en todo Amphoreus, Hysilens tuvo que concentrar todo su poder divino en el banquete de Estisia para sellar a Ligus. Al perder el poder del Océano, la senda que conectaba Estisia con el Vórtice de la Creación comenzó a desmoronarse, y finalmente tomé una decisión: adoptar la forma del cadáver del Dragón Caído y controlar las aguas del río Estigia para proteger la senda.

Antes de convertirme en el Dragón Caído, me exprimí el cerebro pensando qué podría dejarte. Pero en el cuerpo de un Dragón Caído, naturalmente, ya no puedo anhelar el abrazo de nadie.

En un instante de ensoñación, recordé que Cirene me había contado en secreto que, en el ciclo anterior, deseabas que te enviara una postal desde el inframundo. Así que, aprovechando que este cuerpo aún puede sostener una pluma, te he escrito esta carta y he pedido a las sereniflores que están creciendo que la empujen fuera del inframundo, con la esperanza de que la encuentres.

Mucho tiempo después, cuando recorras esa senda hacia el Vórtice de la Creación, quizás encuentres esta postal del más allá entre las sereniflores. O tal vez, para entonces, yo ya habré agotado mi poder divino y habré caído en un profundo sueño, y todas las sereniflores se habrán marchitado...

Pero este no es nuestro adiós definitivo. Si logras cumplir tu misión de salvar el mundo, entonces, cuando llegue ese nuevo mundo, me armaré de valor para pedirte...

... un abrazo que llevo miles de años esperando.

Castorice