Botella a la deriva de la infancia de Fainón

Botella a la deriva de la infancia de Fainón

Carta escrita a mano y metida en una botella de cristal. Sobre el papel tejido con fibras de trigo, la tinta se desvanece lentamente en los bordes, suavizada por el agua que la impregna.

Para quien encuentre esta botella a la deriva en el futuro:

Estamos en el Mes de la Fortuna, el último mes del año. En la aldea todos dicen que, si haces algo relacionado con la suerte durante el último día de este mes, podrías recibir una bendición inesperada.
Por eso decidí escribir esta carta y arrojarla al mar, dejando que sean las corrientes las que decidan su destino.
Quiero contarte un poco acerca de mi aldea... y también sobre mi sueño.

Nuestra pequeña aldea se llama Elisios. ¿La conoces? ¿Has escuchado hablar de ella alguna vez?
Déjame contarte un poco cómo es: tenemos campos dorados de trigo que se mueven como las olas del mar, y árboles altísimos que pierden sus hojas suavemente. Justo en medio del pueblo hay una estatua dedicada a Oronix.
Cada fin de año, toda la aldea se reúne para celebrar el solsticio de invierno. Dejamos ofrendas junto a la estatua: pasteles recién horneados de uvas, pescado frito con hierbas, leche de cabra... ¡hay todo tipo de delicias!
El año pasado escondí unos caramelos de maltosa, y acabé perdiendo un diente por comerlos. Mamá y papá me dijeron que, si lanzas un diente caído debajo de un árbol o lo entierras bajo una roca, crecerá uno nuevo, igual que una semilla brotando de la tierra.
Recuerdo que busqué y busqué por todas partes, abriéndome paso entre la hierba enredada detrás del patio, hasta que encontré un misterioso agujero. Lancé mi diente allí dentro, puse mis manos alrededor de la boca como un megáfono y grité: "¡Eh, sal de ahí!".
Pero no pasó nada. Y cuando volví este año... el agujero ya no estaba. Curioso, ¿verdad?

¿No crees que estoy siendo infantil, verdad? Yo no soy como Cirene. Ella ya puede encargarse de organizar el festival, y además es muy buena leyendo el futuro con las cartas del oráculo.
Dicen que la carta que sacas revela en qué tipo de persona te convertirás. La última vez me tocó el Salvador, y todos se quedaron sorprendidos: "¡Guau!".
A la gente le encanta el Salvador, pero a mí me gustaría más ser el viajero o el erudito. Claro, ser el salvador suena espectacular, pero también significa cargar con una responsabilidad enorme.
Y yo... yo no soy tan increíble. Creo que no podría ser el salvador.

Pocas personas de Elisios se aventuran lejos. Aquí casi no llegan noticias del mundo exterior. Lo único que sé es que allá afuera existen muchas polis diferentes y grandes héroes, pero también sé que siempre están peleando.
No me gustan las guerras.
Si el mundo se pareciera más a nuestra aldea, donde todos nos conocemos y trabajamos juntos, cosechando trigo, cuidando ovejas, entonces, ¿para qué necesitaríamos un salvador?

Pero la maestra Pitias y el señor Galba siempre me dicen que algún día debería salir de mi aldea para ver el mundo.
Si tuviera que elegir un lugar, iría a la majestuosa Castrum Kremnos. Me encantaría encontrar al mejor herrero de la polis y encargarle que me forjara una espada.
Con ella, quiero proteger a todos en la aldea. No quiero ir a la guerra.
Pero aún no tengo mi propia espada, solo un garrote y una azada.

Oh, por cierto, espero que para entonces el mundo no necesite un salvador.
Creo que eso sería lo mejor.

Esta es mi tierra natal y mi mayor aspiración. ¿Cómo es tu tierra natal? ¿Y tus sueños?
Puedes escribir tus sueños en una botella y arrojarla al mar, tal como yo hice. Quién sabe, quizás el destino la lleve a algún lugar.

¡Ay! Seguro que he puesto alguna falta de ortografía, como en las redacciones de la clase de la maestra Pitias.
Espero que quien encuentre esto no sea ella, o me bajará las notas y me castigará.