Una genealogía de los descendientes del cielo, transmitida de generación en generación desde la Era Crisea hasta el día de hoy. Registra las hazañas y logros de sus ancestros, aunque muchos de sus fragmentos se han perdido.
Genealogía del Alba y el crepúsculo
Crónicas del cielo
Anastasia, la Bailarina de Cometas, del pueblo de la Lluvia Junto a su bestia alada, Thea Desde que Aquila abrió sus ojos para contemplar la tierra, ninguna otra bailarina de cometas ha podido igualarla. Así como las aves nacen para surcar el viento con sus alas, ella puede dominar incluso la más sutil corriente de aire con la punta de sus dedos. Cuando los reinos del cielo aún florecían, nos reuníamos en el festival del Alba y el crepúsculo para aclamar su silueta mientras ella sobrevolaba las nubes en su cometa. Pero no sabíamos que la Era Crisea estaba llegando a su fin. El Titán de la Calamidad derribó los cien ojos de Aquila, y los huracanes descontrolados destruyeron las rutas entre los reinos. Para recuperar la fortaleza arrastrada por la tormenta, Anastasia y Thea emprendieron su último vuelo. Desde entonces nunca regresaron. "Cuando su silueta desapareció entre las nubes y nunca más volvió a surgir, nos dimos cuenta. Una nueva era había comenzado. Una era que no nos pertenecía".
Crispus, el Juez Perdedor, del pueblo del Invierno Junto a su bestia alada, Silio Crispus creció en el crudo invierno de la polis del Cielo, la más cercana a las alturas celestes. Poseía todas las cualidades típicas de un habitante del pueblo del Invierno: tranquilo, meticuloso, razonable y justo. Pasó la mitad de su vida observando el Mural celestial y se convirtió en un juez bendecido por Aquila. Pero cuando fue testigo de cómo los sacerdotes manipulaban las leyes a su antojo y cómo los habitantes del pueblo de la Lluvia eran condenados por mostrar un cielo despejado en una pintura, comenzó a cuestionarse el camino que había escogido. Finalmente, su duda se convirtió en traición. Su acto de encubrir a los habitantes del pueblo de la Lluvia fue descubierto. La ira del pueblo de la Luz cayó sobre él y fue apedreado hasta la muerte. Silio, su fiel bestia alada que intentó protegerlo con sus alas, pereció junto a él. "Antes de que lancen la primera piedra, deben saber esto: Aquila ya me ha declarado inocente", dijo alguien del pueblo de la Luz.
Celione, Hija del Crepúsculo, de linaje hereje Mestiza de sangre impura. Influenciada por los susurros seductores que recorrían la tierra, traicionó al dios que la había criado... El dios que caza los cielos No pronuncies su nombre, pues con su propio cuerpo hizo trizas el firmamento. Todos los herejes del viejo mundo arderán en su fuego sagrado... (Esta página está llena de correcciones; incluso entre los renglones se encuentran diminutas palabras apretadas, tan pequeñas que apenas pueden leerse. Al final, todo fue completamente borrado). Celione, Caballera del Trueno Solar Junto a sus dos bestias aladas, Lunabis y Solabis Hija del sol ardiente y de la lluvia, precursora del Viaje buscallamas y la primera en comenzar la cacería contra los dioses. A pesar de que su sangre se considera impura, descendió a la tierra y en su viaje conoció a la Doncella Sagrada, quien le informó de la profecía de la Era Nova. Solabis prendió fuego a las alas del Titán, Lunabis selló su cuerpo, y Celione perforó el último ojo de Aquila. Así, arrebataron la autoridad del alba y el crepúsculo, y confiaron la misión de recuperar las Yescas a las generaciones futuras. Incluso los dioses que dominan el firmamento pueden caer heridos. De esta manera comenzó la persecución de las Yescas, a la que millones de personas se unieron sin dudar. "... Quizás no nos corresponda a nosotros decidir si fue un acto heroico o pecaminoso".
Crónicas de la tierra
Ektra, General del Crepúsculo Junto a su bestia alada, Constantine Cuando los refugiados del cielo abandonaron su hogar, las criaturas y recursos de la tierra ya habían sido repartidos entre las polis terrenales. En la intemperie, construyeron el Patio Claroscuro para practicar la medicina, pero fueron extorsionados y expulsados una y otra vez hasta que Ektra se alzó como su líder durante la Guerra de Crisos. Con su fuerza y medidas de hierro y sangre, aprovechó sus conocimientos médicos para forjar una alianza con Oqueima, y obtuvo numerosos méritos en la guerra contra las tropas de Kremnos. Desde entonces, el Patio Claroscuro aseguró su lugar en Oqueima y disfrutó de la paz durante casi un siglo. "Las yemas de los dedos de los habitantes del Cielo, impregnadas con hierbas medicinales, poseen un poder más vasto e inmenso que cualquier otro...".
Jacinta, la Guerrera Junto a su bestia alada, Sotifen Tras el final de la guerra buscallamas para cazar a los dioses, que perseguía el fuego eterno, las olas de conflictos entre las polis se alzaron una vez más. El poder en la ciudad sagrada cambió de manos y se volvió inestable. El Patio Claroscuro perdió su lugar de protección y se convirtió otra vez en una tribu errante en el desierto. Para sobrevivir ante la amenaza de Kremnos, Jacinta participó sola en el Festival de Kremnos. Buscaba intercambiar honor por un tratado de paz, pero cayó en la última batalla. "La última líder regresó al abrazo de Tánatos, y desde entonces, el pueblo del cielo se dispersó por todos lados".