Sobre el dueño de la lluvia
¿Exactamente a qué Titán pertenecen las gotas de lluvia que caen al suelo? Muchos académicos han dejado montañas de aseveraciones con respuestas a esta pregunta.

Sobre el dueño de la lluvia

La lluvia cae del cielo. Se acumula en los ríos y fluye hasta el mar. Si ese es el caso, ¿las gotas de lluvia provenientes del cielo le pertenecen al cielo de Aquila o al océano de Fagusa? Este es uno de los temas más debatidos en el foro, y esta pregunta aún no tiene una respuesta definitiva.

En cuanto a la propiedad de la lluvia, la teoría más conocida es la teoría original. Los sacerdotes de Fagusa citan los clásicos y se la atribuyen a las epopeyas de la creación sobre los orígenes de los Titanes. Durante la Era Luminosa, Aquila y Fagusa surgieron del Pilar de Piedra, nacidos del aliento de Georios. A partir de ese momento, el océano y la tierra han estado en un desacuerdo eterno. Fagusa, a quien Georios despreciaba, no podía bajar a la tierra. Por lo tanto, deambulaba entre el cielo y la tierra, convirtiéndose en lluvia inextinguible. No fue sino hasta la intervención de Talanton que el estanque de fermentación llamado océano se creó en este suelo. Es por eso que, desde el principio, la lluvia era un fenómeno que estaba bajo el control de Fagusa.

Como respuesta a este debate, los eruditos del Soto de las Musas propusieron la hipótesis de la fruta como contraargumento. El hecho de considerar la lluvia como un deudo de Fagusa se deriva de la creencia de que toda el agua de Amphoreus, desde el vino más fino de una copa hasta el agua de los ríos del valle, es parte de la Crátera de la Profusión, un objeto divino. Incluso si las gotas de lluvia cayeran de las nubes, sería porque entraron al reino divino de Aquila por error mientras estaban en un estupor causado por la embriaguez, y pronto se verían expulsadas de los cielos por la enorme y encolerizada lanza de rayos de Aquila.

Con este razonamiento, cualquier cosa que tuviera agua estaría relacionada con Fagusa. Las frutas maduras también contienen jugos sabrosos. Por lo tanto, las frutas de los árboles también eran deudos de Fagusa. Pero hasta un niño de tres años de Castrum Kremnos sabría que las frutas de la tierra son regalos de la Rama de la Grieta. Por consiguiente, la propuesta de que la lluvia es un deudo de Fagusa es sumamente contradictoria.

La lluvia del cielo era parte de Aquila y fue absorbida por la flora para posteriormente convertirse en los retoños de Cerces. Si cualquier cuerpo de agua fuera parte de Fagusa, seguramente sería responsable de la marea oscura que devoraba al mundo.

Había demasiada sofistería entre tantos debates. Gordicus, un sabio que estuvo activo durante la Era del Conflicto, una vez declaró en un debate público que la lluvia debería ser parte del ser divino de Mnestia.

Cuando llueve, las personas pueden ver el cielo, la tierra y el océano, pero nadie ha visto mariposas aleteando en la lluvia. Cuando aparecen las mariposas, no llueve. Cuando llueve, las mariposas desaparecen sin dejar rastro. Se podría suponer que la lluvia y las mariposas son dos mitades de un todo y que la mariposa dorada simboliza a Mnestia. La lluvia cae por igual sobre todo lo que existe y trae frío y enfermedades tanto en humanos como en animales. Solo nutre la flora... la forma de vida protegida por Cerces. Esto también prueba inversamente que Mnestia, como compañera de Cerces, nutre el cuerpo de su amante al caer en forma de lluvia.

La elocuencia de Gordicus en el foro dejó a muchos sabios sin respuesta. Su destino también dio un giro con este acontecimiento. Después de ser exiliado de las nueve polis bajo sucesivos cargos de blasfemia, el orgulloso sabio cayó cerca de la costa y murió en un gran aguacero. Se dice que los pescadores que regresaban vieron innumerables sirenas que agitaban la marea y formaban las enormes olas que se llevaron al inerte Gordicus. Dijeron que Fagusa se enfadó con este orgulloso sabio y convirtió su alma en un pez para mantenerlo a su lado como bufón por toda la eternidad.

Como el mundo sigue girando con normalidad, las funciones de los numerosos Titanes que lo gobiernan deben ser distintas. Sin embargo, nuestra sabiduría es menor que la de una hoja de un bosque: es natural que no podamos comprender la verdad que constituye Amphoreus. Solo quienes reconocen su propia ignorancia y la cuestionan con humildad podrán acercarse a la lógica de Cerces. La historia de Gordicus sirve como advertencia para las generaciones futuras.