Una página del manual educativo universal de la escuela del Soto de las Musas. Durante años ha torturado a generaciones de eruditos como el principal contenido de examen que deben "memorizar por completo".
Decreto de los siete sabios
Documentos históricos del Soto de las Musas (Volumen 3). Registrado por: Heródoto, Escuela de la Semilla, año 4919 del Calendario de la Luz
Después de la fundación del Soto, los eruditos mantuvieron la moderación en sus debates y desacuerdos durante cientos de años, hasta que finalmente estalló una disputa que se convirtió en un asunto de vida o muerte. El origen fue el equilibrio entre la razón y la fe. Algunos eruditos creían que el Soto debía perseguir puramente el conocimiento, mientras que otros sostenían que no debían apartarse de la reverencia a Cerces. La controversia se intensificó cada vez más, hasta que los eruditos se dividieron en siete grupos independientes, cada uno en diferentes zonas del Soto.
La Escuela Lotofagia se trasladó de la Corte del Afecto a un bosque remoto, Los eruditos de la Escuela Cabramontesa se retiraron a las profundidades del bosque junto a sus bestias extraordinarias, Los matemáticos de la Escuela Nodista incluso amenazaron con abandonar el Soto para buscar una "tierra pura que no haya sido contaminada por los necios". Cuando parecía que este santuario del saber estaba a punto de fragmentarse, las facciones finalmente se vieron obligadas a sentarse a negociar.
Tras tres meses de negociaciones repetidas, las siete escuelas acordaron celebrar una asamblea en el Patio Buscaestrellas. La reunión duró exactamente siete días. Según los registros de la época, el primer día de debate estuvo fuera de control. Los Veneradores insistían en que toda investigación debía basarse en la adoración a los Titanes. La Escuela Arrastrapiedras respondió que la reverencia en exceso obstaculizaba la búsqueda de la verdad. La Escuela de Terracota criticó a las otras facciones por sofocar la libertad artística en nombre de la razón.
Los conflictos continuaron hasta el cuarto día, cuando una inusual tormenta azotó el Soto. Los eruditos se vieron obligados a refugiarse de la lluvia en la biblioteca de Filia. Durante este descanso, comenzaron a reflexionar sobre una cuestión fundamental: ¿por qué Cerces eligió manifestarse en forma de árbol?
La Escuela Cabramontesa señaló que los árboles necesitan tanto arraigarse en la tierra como extenderse hacia el cielo; deben seguir las leyes del crecimiento y adaptarse a los cambios ambientales. Los matemáticos de la Escuela Nodista añadieron que la forma de un árbol es una de las estructuras matemáticas más rigurosas. La Escuela Lotofagia recordó a todos que el crecimiento de los árboles depende de la nutrición del sol, la lluvia y la tierra, así como el conocimiento necesita nutrirse desde múltiples fuentes.
Para el sexto día, las escuelas finalmente alcanzaron un consenso sobre el sistema de gestión: establecer un sistema de siete sabios que permitiera a cada escuela mantener su independencia mientras se equilibraban entre sí. Sin embargo, el debate sobre la elección del sabio principal llegó a un punto muerto sin precedentes.
Cada escuela creía estar más cerca de los ideales de Cerces: la Escuela de la Semilla enfatizaba la búsqueda de la esencia de la vida, la Escuela Lotofagia insistía en cultivar el cuerpo y la mente, la Escuela Cabramontesa abogaba por el retorno a la naturaleza, la Escuela Nodista promovía la lógica rigurosa, los Veneradores valoraba los rituales sagrados, la Escuela Arrastrapiedras buscaba el equilibrio perfecto, y la Escuela de Terracota defendía la libertad artística.
El debate continuó durante un día y una noche completos. Se propusieron varios sistemas: rotación, asamblea, e incluso sorteo, pero ninguno satisfacía a todos. En medio del estancamiento, una hoja del árbol sagrado cayó justo en el centro de la mesa de conferencias. Esta escena recordó a los presentes una antigua leyenda. Cerces dijo una vez que las raíces del árbol de la razón son igual de importantes que sus ramas. Si se descuida una parte, todo el árbol se marchitará.
Tras un largo silencio, alguien propuso una idea. Ya que nadie podía representar a la razón misma, ¿por qué no dejar que el puesto de sabio principal permanezca vacío como tributo a Cerces? La propuesta se difundió entre los presentes y gradualmente ganó aceptación. Esto no solo simbolizaba la reverencia hacia el Titán, sino que también recordaba a todos los eruditos que nadie debería usurpar el lugar de la Razón misma.
Para el sexto día, las escuelas finalmente alcanzaron un consenso sobre el sistema de gestión. Se estableció un sistema de siete sabios para lograr el equilibrio interno del Soto. Los siete sabios no eran simplemente líderes académicos, sino un sistema administrativo bien pensado.
Así, los siete sabios se repartieron las siete responsabilidades principales del Soto: 1. El sabio de la Escuela de la Semilla supervisa los experimentos e investigaciones para garantizar que la exploración no ponga en riesgo la seguridad del Soto. 2. El sabio de la Escuela Lotofagia administra los jardines medicinales y la alimentación para mantener la salud física y mental de maestros y estudiantes. 3. El sabio de la Escuela Cabramontesa vigila los bosques y las bestias extraordinarias para equilibrar los límites entre la naturaleza y los humanos. 4. El sabio de la Escuela Nodista gestiona la biblioteca y los archivos para asegurar la transmisión y preservación del conocimiento. 5. El sabio de la Escuela de Veneradores preside los rituales importantes para mantener la conexión entre el Soto y los Titanes. 6. El sabio de la Escuela Arrastrapiedras supervisa el entrenamiento físico para cultivar la unidad entre el cuerpo y la mente. 7. El sabio de la Escuela de Terracota dirige la educación artística para nutrir el crecimiento espiritual y la percepción.
Además, se estableció un estricto sistema de controles y equilibrios: 1. Cada sabio asume el cargo durante siete años y una misma escuela no puede repetir el cargo. 2. Las decisiones importantes requieren la aprobación de al menos cinco sabios. 3. Cualquier experimento o investigación que involucre a más de tres escuelas debe ser revisado conjuntamente por los sabios correspondientes. 4. Cada sabio tiene derecho a vetar conductas peligrosas dentro de su escuela. 5. Si un sabio falta a sus deberes, los otros seis pueden presentar una acusación conjunta.
Por último, para asegurar la sucesión, se estableció un sistema de herederos: 1. Cada sabio debe formar a tres candidatos sucesores. 2. El sucesor debe obtener la aprobación de al menos cuatro sabios. 3. Los sucesores de diferentes escuelas deben aprender las especialidades de los demás. 4. Los sucesores deben convivir durante un año en la biblioteca de Filia para desarrollar entendimiento mutuo.
En cuanto al puesto de sabio principal, este quedaría reservado eternamente para el árbol sagrado y la Razón misma.
Al final del decreto, las siete escuelas escribieron juntas una conclusión: "Buscamos el conocimiento, pero no usurpamos lo divino; honramos la fe, pero no abandonamos la Razón. Así como las raíces y las hojas del árbol sagrado se entrelazan, la sabiduría y la reverencia también deben complementarse".
En cuanto a las consecuencias posteriores, el resultado del decreto de los siete sabios no solo aseguró el libre desarrollo de la academia y mantuvo el equilibrio entre las escuelas, sino que además estableció un ejemplo para las generaciones futuras: la verdadera sabiduría proviene de la fusión de la diversidad, no de la supremacía única. Fue precisamente este equilibrio acordado lo que permitió al Soto de las Musas mantener su vitalidad a lo largo de los años siguientes.
Anexo: Lista actual de los siete sabios del Soto
Escuela Lotofagia: Medea Escuela Cabramontesa: ███ Escuela Nodista: Apuleyo Escuela de Veneradores: ██ Escuela Arrastrapiedras: ████ Escuela de Terracota: Socrippa Escuela de la Semilla: Anaxa