Recopilación de historias lacrimógenas
Una colección de historias reales sobre la gran transformación del Soto, recopiladas por el erudito Kiros. Recibió este nombre porque durante su edición tuvo que interrumpir el trabajo varias veces debido a sus sollozos.

Recopilación de historias lacrimógenas

Nota del editor: Esta colección fue compilada y organizada por el académico Kiros. Todas las historias que contiene son historias reales sobre el gran cambio en el Soto, preservadas por el árbol divino Cerces. Que la luz de la sabiduría y la razón brille por siempre.

Academia Eterna
Durante incontables amaneceres, recitamos las enseñanzas de Talesos en las escaleras de piedra de la Corte del Afecto. El rocío se condensaba en las hojas y caía sobre nuestras páginas. En ese entonces, siempre pensé que esas gotas de agua debían contener chispas de sabiduría, tal como Cerces condensa el rocío para cada nuevo pensamiento.
Ahora que lo pienso, ese rocío quizás contenía divinidad. De otro modo, ¿cómo pudimos pasar un tiempo tan hermoso en el Soto? ¿Por qué incluso los estudiantes menos dotados pudieron alcanzar la iluminación bajo la protección del árbol divino?

La última clase
Ese día comenzó como una lección normal. Estábamos en el Patio Buscaestrellas discutiendo las diferencias conceptuales entre la Escuela de Terracota y la Escuela Arrastrapiedras, debatiendo si la sensibilidad precede a la razón o si la razón engendra la sensibilidad.
De repente alguien gritó: "¡Miren el cielo, ¿qué es eso?!"
Todos levantamos la vista y vimos las estrellas apagarse en la noche eterna, como si las cubriera una densa niebla. Después supimos que era el presagio de la marea oscura.
El profesor dijo: "Alumnos, el curso de este semestre termina aquí. Recuerden que pensar es el ritual más sagrado".
Esa fue la última lección que escuché en el Soto.

Lamentos y lágrimas
El siguiente texto fue encontrado en la pared del Salón de purificación de lágrimas
Querida madre:
Recuerdo que dijiste que el frío aclara la mente. Ahora, sumergida en esta piscina, solo siento entumecimiento.
El día que te fuiste, no pude despedirme. Te uniste a la caravana hacia Oqueima y dijiste que me traerías una copia de «Siete emociones y tres formas de amar», pero la marea oscura llegó demasiado rápido.
Ahora entiendo por qué este lugar se llama Salón de purificación de lágrimas. Esta agua no solo limpia el cuerpo, también lava la tristeza del corazón.
Cómo desearía probar una vez más tus rollos de canela.
Tu hija, Elena

Palabras finales
Registro de una dríade blanca moribunda
... Dijeron que moriríamos, pero ¿cómo pueden los árboles temer a la muerte? Nuestras raíces están conectadas, nuestros recuerdos fluyen. Aunque las ramas se pudran, las semillas de la sabiduría volverán a la vida y brotarán.
Recuerdo a todos esos académicos que iban y venían, conversaban con nosotros y nos veían como sabios. Era interesante. Buscaban el conocimiento eterno, pero a menudo olvidaban la sabiduría inherente a la vida misma.
Cuando la corrosión de la marea oscura llegó, las ramas más jóvenes fueron las primeras en marchitarse. Esto me recuerda la primera lección de Cerces: la razón debe arraigarse en la tierra...

Confesión de un fugitivo
Cuando hui con los textos que pude cargar, más de la mitad de la biblioteca de Filia ya se encontraba sumergida en la marea oscura. Los valiosos manuscritos se disolvieron al instante, transformándose en nubes de tinta.
En el camino encontré a muchos académicos que también huían. Nos apoyamos mutuamente y compartimos las pocas provisiones que nos quedaban. Cuando sentíamos miedo, nos turnábamos para recitar los textos que recordábamos, temerosos de perder la sabiduría del Soto.
Lo más irónico es que mientras huíamos del Soto, no podíamos dejar de pensar en la advertencia que Talesos escribió en «Sobre la peregrinación»: "Incluso cuando persigas las estrellas, no olvides mirar dónde pisas".
Quizás sea una broma cruel del destino. Aunque llegamos hasta aquí en nuestra búsqueda del conocimiento, fue solo cuando huimos por nuestras vidas que verdaderamente comprendimos las enseñanzas de los antiguos sabios.

La última plegaria
Una losa descubierta junto a unos restos
Gran Cerces, nos enseñaste sobre la razón y la sabiduría, pero nunca mencionaste el miedo a la muerte.
Cuando la marea oscura devoró tus raíces, vi la última hoja en tus ramas aún esforzándose por extenderse y crecer hacia arriba.
Si este es el fin, permíteme ser tan perseverante como tú y pensar hasta el último momento.

Nota final:
Mientras organizaba este contenido, a menudo las lágrimas rodaban por mis mejillas. Cada gota que caía sobre el papel se expandía como una mancha de tinta, como si esas vidas perdidas contaran sus historias inconclusas.
Pero creo que esta es la última revelación que Cerces nos dejó: incluso en los momentos más oscuros, la Yesca de la Razón nunca se extingue. Si algún lector futuro encuentra esta colección, que recuerde que el Soto no era solo un lugar donde miles de académicos estudiaban, sino también el testimonio de nuestros ideales y creencias. Aunque caímos, nuestros ideales y creencias perduran aquí, eternamente invencibles.