En devoción, mi corazón anhela. Ser reconocido por ti, mi amor, en recompensa. Las velas parpadean y en la pared proyectan sombras. Mis huesos son la mecha; mi carne, la invitación del aroma. La túnica cae y revela mi deseo. En la carpa de hibisco, nuestras pasiones andarán al acecho. Por la noche, nos fundiremos en un fuerte abrazo. Mañana, partirás sin retraso.