Unas cartas de respuesta que escribiste en nombre de Fainón para su hada amiga por correspondencia. En ellas compartes algunas experiencias valiosas.
Reparaciones
Querida Mifamem:
Amiga, ¡claro que soy Fainón! Nací en Elisios y soy el hijo de Jerónimo y Audata. Bueno, el mayor peligro al que me he enfrentado en mi familia fue aquel día de lluvia, cuando tenía ocho años y se me olvidó recoger el trigo. Digamos que quien bien te quiere te hará llorar. Del mismo modo, seguramente a la jefa de la aldea le preocupaba que te engañaran. Estar alerta no hace daño a nadie. / Primero, Fainón es conocido como el salvador, pero yo también he salvado muchos mundos. En segundo lugar, mucha gente ha dicho (en público y en varias ocasiones, ¿eh?) que me parezco mucho a Fainón. Y, por último, Fainón nunca ha negado que no sea yo. Por lo tanto, yo soy Fainón.
Una vez viajé a un antiguo reino en el que la gente vivía en barcos. Desplegaban sus grandes velas bordadas y navegaban por el vacío. Tenían una comprensión muy especial sobre la carpintería y utilizaban junturas de caja y espiga con las que construían unas estructuras muy sólidas. Tal vez esto te sea de ayuda para arreglar el buzón. / El buzón de tu casa se puede romper, pero un correo electrónico siempre funciona. Las hadas necesitan una mejor tecnología para no quedarse atrasadas. El correo electrónico es un sistema de transmisión que distribuye los correos desde un servidor a una dirección específica mediante un protocolo de agente determinado. Ahora que entiendes su funcionamiento básico, ¡pruébalo!
Reparar algo no es tan difícil. Lijar, tallar, moldear... al final es como entrenar con la espada: una sucesión infinita de pequeños momentos muy sencillos.
¡Que te vaya bien, amiga! / Reparar algo es así: cuando recorres con tus dedos la veta de la madera, poco a poco comienzas a sentir lo mismo que ella. Al arrancar un tablón podrido y darle una nueva capa de pintura, le estás dando una nueva vida.
Solo queda el 99% de la tinta en este bolígrafo, así que pararé por ahora.