La verdadera historia de la Caballera del Trueno Solar
Notas históricas de un autor anónimo. Están llenas de correcciones, como si el autor no estuviera muy seguro de lo que había escrito.
La verdadera historia de la Caballera del Trueno Solar
(Al principio de esta sección hay correcciones y partes borradas. El nombre del autor se ha borrado a propósito).
Si alguien lee esto y descubre que la verdad sobre la historia está muy lejos de lo que se da por hecho... que no se sorprenda. La historia no es más que un consenso con el pasado. Si la existencia de cierta parte de la historia ha sido dañina para la humanidad... aquellos que decidieron olvidarla no deben ser criticados como tontos o cobardes.
Celione, Caballera del Trueno Solar, usurpadora del poder divino de Aquila, la Divinidad de la Síntesis de los cielos. Una figura de un poder inmenso y, sin embargo, cuando era solo una niña recién expulsada de los hijos del Cielo, no era más que una joven común, condenada a la soledad. Dentro de aquella gran familia, los conflictos entre facciones eran inevitables, y las disputas entre el pueblo de la Luz y pueblo de la Lluvia eran frecuentes. Pero para la joven Celione, su verdadero problema no radicaba en esas luchas, sino en el hecho de que su sangre era dorada.
La sangre dorada era tanto la prueba del poder divino innato de la joven, como la maldición de la otredad. La joven se cansó de vivir una vida en la que siempre debía demostrar su valía a los demás, y así emprendió un viaje errante. En la silenciosa inmensidad de la naturaleza, se encontró con Lunabis y Solabis. A diferencia de los humanos, se ganaron la confianza de la joven con facilidad. Juntas cazaban, crecían, vivían, aprendían y ampliaban sus conocimientos.
Fiel a su sangre dorada, después de muchos años de estudio alejada de su hogar, la joven se convirtió en la incomparable Caballera del Trueno Solar. Ni siquiera Aquila, en el cielo, se atrevía a ignorar sus alas. Tal vez en el fondo no quería ser una poderosa mujer solitaria, o tal vez el ideal de su infancia, aquel de salvar a los hijos del Cielo, jamás abandonó su corazón. Fuera cual fuese la razón, regresó como una forastera poderosa ante las tribus de los hijos del Cielo y proclamó que derribaría a Aquila, el Titán débil y cobarde, para que la vida de su gente pudiera entrar en una nueva fase, una llena de esperanza.
Cuando pienso en ello... ¿Habría sido diferente todo si la Caballera del Trueno Solar no hubiera deseado salvar a los hijos del Cielo? ¿Qué habría pasado si, en vez de seguir el camino que le había ordenado, hubiera seguido su propio corazón y hubiera derribado a Aquila? ¿No habría evitado muchas tragedias? Quizás los hijos del Cielo podrían haber continuado su antigua forma de vida, hallando consuelo en la caída de Aquila. Y quizás, para la Caballera del Trueno Solar, dejarlos seguir su propio camino no habría significado una gran pérdida.
Lamentablemente, el pasado no tiene "y si...". Para mí, el verdadero deseo de la Caballera del Trueno Solar era que todos los hijos del Cielo fueran caballeros orgullosos y arrogantes como ella. Realmente amaba a todos por igual. Pero la realidad demostró cruelmente que, más que convertirse en aristócratas espirituales, la mayoría de los hijos del Cielo estaban más acostumbrados a ser "subordinados". Cuanto más detestaba a Aquila, más gente adoraba a la Caballera del Trueno Solar igual que las generaciones anteriores adoraban a Aquila. Excepto por su lema, no había ninguna diferencia entre ellos.
Como forastera, solo podía recurrir a la violencia extrema para controlar a aquellos a quienes buscaba salvar, como un padre que, habituado a golpear a sus hijos, solo sabe expresar su amor distorsionado a través del castigo (al menos, en su comprensión, esto también era una forma de amor).
(El texto a continuación ha sido tachado y reescrito).
Cuando escribí esta biografía, las cosas no habían llegado a un punto de no retorno. Pero a partir de hoy... yo seré el único de los hijos del Cielo, y cumpliré mi promesa de encontrar un nuevo significado para la historia que ella escribió.
No sé si yo (o mis descendientes) podremos cumplir con esta misión... Si alguien lee estas notas, creo que tendrá su propia opinión sobre ello.