Suspiro de la Crátera de la Profusión
Notas de un devoto seguidor de Fagusa, que relatan una parte del pasado de Estisia.

Suspiro de la Crátera de la Profusión

Mes de la Alegría, día 3
¡Por fin he llegado a Estisia! Esta polis es más hermosa de lo que imaginaba. El agua marina tiene un color que parece una mezcla de miel y zafiro, y brilla cuando la luz del sol la toca. Me alegro de haber aceptado la invitación de la suma sacerdotisa para ayudar en los rituales del templo.

¡El alojamiento ya está listo, justo junto al mar! Cada noche se escucha el murmullo de las olas rompiendo en la orilla, como si fueran los susurros de Fagusa resonando en mis oídos. Mañana es el festival de la luna llena... Espero poder ganarme el favor del Titán del Océano.

Mes de la Alegría, día 5
Ya es muy tarde, pero debo registrar todo lo que vi hoy. ¡El festival de la luna llena superó todas mis expectativas! La suma sacerdotisa dijo que Estisia es diferente de Oqueima, que los rituales aquí tienen menos reglas y más emoción, y tenía razón.

Al anochecer, miles de luces se encienden sobre el mar de hidromiel, donde la gente coloca linternas especiales en el agua que flotan hacia las profundidades del océano. Se dice que estas luces guían la mirada de Fagusa, permitiéndole ver nuestra devoción.

La gente empezó a beber, no a pequeños sorbos, ¡sino con total desenfreno! El hidromiel brillaba con un resplandor dorado, y al pasarlo por la garganta, ardía como fuego vivo. Yo también tomé un poco... y entonces todo se volvió borroso. Recuerdo haber saltado al mar, bailando en las aguas poco profundas junto a los demás. Vi humanos y criaturas marinas girando al mismo ritmo, ¡y por un instante, juro que vi una sirena! Aunque probablemente fue el efecto del hidromiel.

Recuerdo vagamente que, desde el mar lejano, parecía llegar una extraña melodía, como una mezcla de arpa y olas. Aquel sonido era embriagador, pero llevaba consigo un toque de tristeza, como si estuviera llamando a algo.

Mes de la Alegría, día 9
Hoy el mar está excepcionalmente tranquilo, como un espejo que refleja el cielo. La suma sacerdotisa dice que es un buen presagio, Fagusa nos está observando.

Anoche volví a escuchar aquella melodía, más clara que nunca. Nadie puede decirme qué es, todos están sumergidos en su propia alegría. La música parece contar una historia, una historia de soledad y traición. Me encuentro irresistiblemente atraído por ella, casi al punto de querer sumergirme en el agua para buscar su origen.

Los deberes en el templo son sencillos: preparar ofrendas y elaborar agua sagrada. La suma sacerdotisa me enseñó a transformar el agua del mar en las llamadas "lágrimas de Fagusa", un agua sagrada especial que, según dicen, puede curar las heridas del alma. Pero me advirtió con seriedad que nunca la probara. "No está destinada a los mortales", me dijo.

Mes de los Días Largos, día 1
Algo ha cambiado hoy. Dicen que han visto "olas agitadas" en la superficie del mar: no son ondas normales, sino más bien... como si algo hubiera perturbado la superficie del agua.

La gente en las calles parece más animada que nunca, y las tabernas no descansan ni de día ni de noche. Cuando le pregunté a la suma sacerdotisa si esto era normal, ella solo sonrió y dijo que durante el Mes de los Días Largos, los seguidores de Fagusa siempre están más activos. Pero siento que hay algo más.

La música de esta noche suena más clara que nunca. Creo que debe ser Hysilens, la legendaria cantante de los Herederos de Crisos. Las antiguas historias cuentan que era una sirena, y ahora toca en solitario en las profundidades del mar, esperando el regreso de sus compañeros perdidos. La tristeza contenida en su música es casi asfixiante.

Mes de los Días Largos, día 7
Hoy empecé a caminar dormido... Cuando desperté, me encontré de pie junto al mar, con la ropa empapada y el sabor salado del agua marina en mi boca. Lo más aterrador es que recuerdo la escena del sueño: seguí aquella música, me adentré en el mar y vi... ¿un escenario?
Era un escenario submarino, rodeado de personas sentadas, pero todas estaban inmóviles, como congeladas en el tiempo. En el centro del escenario había una mujer sosteniendo un arpa, tocando aquella melodía melancólica. Se giró hacia mí y dijo algo, pero no pude oírla. Entonces desperté sobresaltado.

Hay cada vez menos gente en la polis. No se han ido, sino que... han desaparecido. Participan en las celebraciones nocturnas y nunca más regresan. Cuando le pregunté a la suma sacerdotisa, me dijo que "habían regresado al abrazo de Fagusa".

Por alguna razón, recordé una vieja canción infantil:
"En la copa de Fagusa yacen lágrimas antiguas, quien beba verá su hogar, mas nunca podrá volver."

Mes de la Libertad, día 4
Las celebraciones en la polis alcanzaron su punto máximo. La gente dejó de trabajar, dejó de pensar, solo bebían, bailaban y buscaban placer, como si mañana fuera el último día del mundo.

Hoy me aventuré a sumergirme en el mar, intentando encontrar el origen de aquella música. El mundo submarino era asombroso: vi antiguas construcciones, como las ruinas de una ciudad submarina. Sin duda era la legendaria polis de las sirenas, el lugar del banquete eterno que Fagusa prometió a las criaturas marinas. Pero ahora, solo quedan ruinas y un canto solitario.

Mes del Conflicto, día 1
He decidido abandonar Estisia. La locura aquí se ha vuelto insoportable, la gente se está volviendo cada vez menos humana y más como...

Antes de partir, la suma sacerdotisa me dio un pequeño frasco que contenía un líquido brillante.
"Son lágrimas de sirena", dijo ella, "bébelas cuando escuches el canto llamándote. Encontrarás la verdad que buscas".

No sé si tendré el valor para hacerlo. Pero sé que mientras Hysilens siga cantando, el legado de Fagusa no habrá desaparecido por completo. Tal vez algún día, el mundo recuperará su equilibrio, y la Crátera de la Profusión no estará llena de lágrimas, sino de alegría.

Este es mi último diario en Estisia. Que Fagusa bendiga a todos los bebedores, y que la música de Hysilens guíe a las almas perdidas.