Carta de despedida
Una carta que ya no podrá enviarse, fue encontrada en un rincón de Castrum Kremnos.

Carta de despedida

Mi Cironome:

Supongo que nunca llegarás a leer esta carta. Aun así, después de mucho meditarlo, decidí escribir lo que pienso.

Ya llevo diez días encerrado en este cuarto. Mis raciones de comida se acabaron hace tres días y ayer me acabé el agua potable. Solo me esperan dos finales. Puedo quedarme aquí en este refugio, esperando que la muerte me reclame con deshonra y humillación, o salir por esa puerta y ser destrozado por el frenesí de los titandeudos.

Supongo que te reirías de mí tanto como yo me reí de Ulixes, el cobarde despreciado por Nikador. Y, sin embargo, ahora, sumido en la amarga ironía, entiendo en carne propia el dilema del desertor.

No temo a las heridas ni a derramar mi sangre, ya que son signos de coraje. Por mucho tiempo, he buscado una gloriosa y valiente muerte en combate como símbolo de honor. Pero, como guerrero de Kremnos que juró que "Es mejor morir en la batalla, no hay regreso triunfante", debo confesar que, ahora, siento que el miedo me invade.

Los deudos que están ahí afuera supieron ser ejemplos de gloria y de grandeza, pero degeneraron en bestias corruptas y monstruosidades inmundas. Como guerrero, no temo a una muerte heroica, pero no soportaría ver a Castrum Kremnos, nuestro hogar sagrado, y al dios que veneramos reducidos a tan indignos despojos.

Por último, me alegra saber que elegiste acompañar a su alteza a Oqueima. Puede que no sea tan cálido como nuestro hogar, pero al menos allí no hay marea oscura ni estas abominaciones. Mi último deseo para ti es que vivas el resto de tus días feliz y en paz.

Con cariño, tu hermano Hyles