«Caos mecánico: Brillo de sangre caliente»
Una novela de fantasía que se popularizó en Belobog de repente. Describe una civilización futurista que usa máquinas gigantes para librar una guerra contra los monstruos. Refleja la oleada de adoración por las estructuras gigantes que se erigieron con el Motor de la Creación.

«Caos mecánico: Brillo de sangre caliente»

(Una novela de fantasía que se popularizó en Belobog de repente. Describe una civilización futurista que usa máquinas gigantes para librar una guerra contra los monstruos. Este es un extracto del último capítulo del primer libro).

Los pilotos de máquinas de combate, también conocidos como "caballeros de acero", valen más que su peso en oro. Pilotando mechas del tamaño de una montaña, son responsables de rescatar el cosmos de temibles enemigos... Sin embargo, antes de convertirse en héroes, estos jóvenes deben asistir a los campos de entrenamiento para caballeros de acero en el centro del universo y someterse a un entrenamiento agotador. Al final, deben superar una prueba antes de graduarse: conseguir la victoria en un simulacro de combate en vivo.


"Si digo que no puedo hacerlo, no puedo hacerlo. No tiene caso que me ruegues".
El joven subió las gafas que descansaban bajo su cabello oscuro con un fuerte suspiro.
"La pintura está por todos lados. El brazo izquierdo, la armadura de pecho y el monitor principal se han ido; y el horno de energía está destrozado. Estuvo a punto de caerse a pedazos... ¡Es un milagro que sobrevivieras! También, el cañón de la ametralladora está derretido. ¿Cómo pasó esto? Recuerdo que instalé una protección por si se sobrecalentaba".
"Eh... lo arranqué. ¡Disparar en ráfagas cortas no es nada divertido! Además, ¿qué se supone que haga si mi arma está bloqueada por sobrecalentamiento y de la nada aparece un enemigo frente a mí?".
Explicó la jovencita, haciendo gestos exagerados. El joven miró su cabello largo y recogido. Le llamaba la atención porque seguía el compás de sus movimientos.
"¡Entonces no puedes dejar el dedo en el gatillo! Solías ser una de las mecánicas especializadas en combate cuerpo a cuerpo... Como sea, es imposible reparar esto en solo 5 días. Además, no soy tu mecánico personal. Tengo otros trabajos que hacer".
Al decir esto, el joven dio la vuelta y fingió irse. Después de unos pasos, se dio cuenta de que la joven no le dijo que se detuviera. Al mirar detrás de él, vio que tenía una sonrisa traviesa.
"¿Entonces aún podemos hablar?".
"No... No es eso. Yo...".
"¡Vamos, niño de mantenimiento! ¡Ayúdanos!".
La joven se acercó, sus ojos color ámbar volvieron a dominar su campo de visión.
"Bien... Pero con una condición".
"¡Claro, dime!".
El joven titubeó, luego señaló la información personal que estaba en su uniforme de piloto.
"Tu nombre... Solo es un nombre en código, ¿verdad? Quiero que me digas tu nombre real... Y deja de decirme niño de mantenimiento. Te dije mi nombre la primera vez que nos vimos, quiero que recuerdes mi nombre como se debe".
"Tan-ny".
"¿Eh?".
"Ese es mi nombre. Humm... ¿Cómo sería en lengua de Xianzhou?".
"Humm... ¿Tanning? No, no, no... Tenor... ¡Eso es peor!".
El joven se quedó sumido en sus pensamientos, frotándose la barbilla para ayudarlo a pensar. Después de un tiempo, juntó sus manos y corrió hacia los estantes de mantenimiento como una ardilla feliz.


"¿Dedicaste el resto de tu vida a la Estrella del Amanecer y así te pagan? Sí, es una máquina que funciona, pero también es un completo desastre... ¡Hasta le faltan módulos!".
Liujin miró la máquina de combate y frotó su barbilla una vez más.
"Bueno, de todas formas, iba a regresar, así que básicamente fue gratis... Oh, cierto, también eres de Xianzhou, ¿verdad? Estás marcas... ¿Hay algo escrito? ¿Qué dice? Me da curiosidad...".
"Humm...".
Liujin miró las marcas en el hombro del panel y trató de descifrarlas.
"Creo que dice «Titanio»...".