Regreso al Feldespato Radiante
Una columna escrita por un influencer de viajes que vuelve a describir su travesía a bordo del Feldespato Radiante. Esta es la primera entrega de la serie.

Regreso al Feldespato Radiante

Columnista invitado de esta edición: Kenny
Un apasionado escritor de viajes y fotógrafo. Kenny empezó a escribir a tiempo completo después de trabajar por décadas en la industria de los medios de comunicación. Obras representativas: «El eterno Feldespato Radiante», «El sabor del Luofu».

Abordar de nuevo el Feldespato Radiante fue como revivir un viejo sueño. Hace cinco años, me invitaron por casualidad al Feldespato Radiante, donde conocí a mi esposa. Ella y yo estamos separados ahora, así que volver a esta aeronave que una vez estuvo llena de gratos recuerdos de amor despierta inevitablemente emociones complicadas en mí. Cuando un amigo de la familia Alfalfa se enteró de mi situación, me invitó a pasar un tiempo a bordo para divertirme y distraerme. Como escritor de viajes, decidí empuñar la pluma y dejar constancia aquí de todas mis experiencias.

Para los lectores habituales y los nuevos que no estén familiarizados con el prestigio del Feldespato Radiante, permítanme que se lo explique: El Feldespato Radiante no es un crucero de lujo cualquiera. Surca los cielos de Colonipenal, brillando como la gema más resplandeciente entre los incontables tesoros de La Familia. Por lo que sé, el acceso a la aeronave no solo es por invitación, sino que las invitaciones se conceden en función de una serie de criterios secretos. Se rumorea que solo los famosos reciben invitaciones.

He abordado cruceros de lujo y naves estelares a lo largo de los años. Aun así, puedo afirmar sin temor a equivocarme que ninguno en el mundo puede compararse con el Feldespato Radiante.

Ya era de noche cuando subí a bordo de la pequeña nave que me transportaría al Feldespato Radiante. Cuando pisé la cubierta en plena noche, el débil resplandor de las estrellas era la única luz que tenía para ver. Al mirar por encima de la borda hacia las profundidades, un mar de nubes flotantes saludó mis ojos. Estaba muy cansado, pero de ninguna manera iba a perderme unas vistas tan impresionantes.

Estoy acostumbrado a los viajes de larga distancia, y este viaje no planteó más que los retos habituales. El mayor problema era, sin duda, la incomodidad física, ya que no se podía evitar el edema provocado por los cambios de presión atmosférica. Sin embargo, para mi disgusto, esta vez fue tan malo que ni siquiera pude quitarme las botas... Qué vergüenza. Un masaje relajante sonaba divino en ese momento, pero ya era tarde... ¿Qué probabilidades había de que alguien estuviera atendiendo en el spa? Para mi sorpresa, un empleado me informó de que el personal trabaja por turnos a bordo. Salvo imprevistos, las instalaciones están abiertas las 24 horas del día. Fue literalmente música para mis oídos. Dejé mi equipaje a toda velocidad y me dirigí al spa para darme el masaje que tanto necesitaba.

No soy un experto en la historia del arte del masaje en Colonipenal, pero lo que puedo decir con certeza es que los masajistas de Colonipenal son verdaderos profesionales. Al evaluar mi estado, el terapeuta principal determinó que no estaba en condiciones de recibir un masaje corporal completo, y en su lugar organizó una sesión de "cepillado en seco" para mí. La sala que prepararon estaba repleta de aceites esenciales con aromas únicos, en particular productos de colaboración con la conocida marca local de bebidas FelizAlma. La piel absorbe fácilmente los aceites, y el proceso resulta tan vigorizante como una botella helada de FelizAlma en un día caluroso. Después de dejar que el aceite se absorbiera, usaron un par de guantes exfoliantes para cepillar en seco mi cuerpo, presionando firmemente desde los talones hasta las pantorrillas. Pocos minutos después, la hinchazón ya había bajado. ¡Magia!

Supongamos que piensan que la vida a bordo del Feldespato Radiante solo gira en torno a las vistas de Colonipenal. En ese caso, estarían pasando por alto que su verdadero encanto reside en todos esos momentos cotidianos aparentemente insignificantes, pero innegablemente preciosos. El Feldespato Radiante no es solo una aeronave de lujo que navega sobre las nubes de Colonipenal. No, es un hogar con muchas historias que contar.

Volví a mi habitación como un viajero feliz y dormí profundamente toda la noche. Para entonces, los atentos asistentes ya habían dejado mi equipaje en la habitación, e incluso habían colocado mis artículos con meticuloso cuidado. Ja, ja, debo decir que ni siquiera en mi tierra natal me han tratado así.

A la mañana siguiente, me despertó el débil sonido del rítmico correr del agua acompasado en una ligera melodía fuera de mi habitación. Más tarde supe que se trataba del servicio de despertador que había solicitado. Crecí en una pequeña ciudad agrícola donde los agricultores también empezaban el día oyendo esos sonidos. El servicio de despertador no solo cumplió su propósito de despertarme, sino que también me trajo gratos recuerdos de mi infancia. Sinceramente, lo hicieron de una forma tan natural y personalizada que es difícil imaginar cómo lo consiguieron.

Cuando salí, vi a Thomas, un anciano mecánico de la aeronave, dándole una "ducha" al mobiliario exterior del Feldespato Radiante con su peculiar pistola de agua a alta presión. Eso era exactamente lo que les gustaba hacer a los viejos granjeros en mi tierra natal. Usaban sus pistolas de agua a alta presión para limpiar todo, desde los muebles hasta sus propios abrigos. Sin duda, fue un momento cómico pero especialmente conmovedor para mí.

Cuando el encargado me vio, me guio con entusiasmo hasta el restaurante para mi primer festín del día: el desayuno (o almuerzo, debería decir). Cuando percibí el aroma que salía de la cocina, me vinieron a la mente agradables recuerdos de pan y queso recién hechos en los mercados de mi planeta natal. Igual que los granjeros de allá, Mary, mi chef personal, también es una mujer muy exigente con los ingredientes y el sabor. Ella, junto con varios otros, hace milagros en esta cocina por encima de las nubes. De hecho, cuesta creer que todas las mesas tengan el privilegio de contar con un chef personal que las atienda. Incluso me enteré más tarde de que todos los chefs a bordo eran reconocidos cocineros contratados en diversos planetas. Gracias a sus excepcionales habilidades culinarias, mezclan sabores de distintas cocinas planetarias, creando experiencias gastronómicas inolvidables para los comensales. Dicho esto, sigo prefiriendo la comida local de Colonipenal, ese es su plato estrella.

Después de desayunar, decidí explorar la cubierta. A bordo de la aeronave hay todo tipo de habitaciones, desde bares hasta salas de ajedrez. Confiaba en que aquí encontraría inspiración para un nuevo libro si así lo deseaba.

Después de disfrutar de una buena comida y un agradable paseo, me acurruqué en un sofá del salón para deleitarme con un libro. Fue entonces cuando un empleado se me acercó para preguntarme si quería asistir al concierto que se celebraría por la noche. Acepté de inmediato, esperando que fuera como cualquier otro concierto, no muy diferente del recital de piano que se toca durante el desayuno. Solo cuando cayó la noche me di cuenta de lo mucho que había subestimado al Feldespato Radiante...

En la próxima edición, les contaré la historia de un concierto encantador. Mientras tanto, ¿adivinen a quién conocí allí?

«Vacaciones de moda» se publica el primero de cada mes. ¡No se pierdan la próxima edición!