Gaceta de la Ceniza del Horno I
Una publicación escrita por un escritor anónimo no oficial del Bajomundo. Ofrece una crítica bastante aguda sobre problemas sociales.

Gaceta de la Ceniza del Horno I

En los últimos días, he observado fenómenos preocupantes en el Semanario minero, en particular artículos que son demasiado burocráticos y con los que los trabajadores ya no se identifican. Me temo que la Fortaleza Qlipoth los ha sobornado con escudos. Para que nuestros trabajadores reciban información completa y objetiva de diversas fuentes, he creado esta gaceta en la que se podrán comentar públicamente los últimos acontecimientos importantes. Se actualizará de forma mensual, pero irregular.

[Tema de esta publicación: Sobre la asistencia a la Corporación]

No podemos negar que, sin la ayuda de la Corporación, Belobog no habría podido reconstruirse por sí solo... No creo que nadie se atreva a negarlo pero, al mismo tiempo, se ha exagerado la importancia de la Corporación. Incluso muchas personas los ven como salvadores que descendieron del cielo, como si esos tipos vestidos de negro nos estuvieran ayudando por caridad. Aquí me gustaría aclarar este malentendido.

Hasta ahora, la Corporación ha prestado sus servicios de manera gratuita, pero eso no significa que no se esté beneficiando de la situación. El orden es una gran ventaja. Quien posee orden obtiene lo que quiere. Un rey puede recibir la mejor comida sin tener que trabajar la tierra, pero los granjeros deben trabajar para que esto sea posible, pues su trabajo solo será remunerado si se mantiene el orden en la sociedad.

El deseo de gobernar sobre todo suele disfrazarse de una intención altruista de salvar a las personas. Dada nuestra conexión con el mercado universal, no podremos evitar que nos moldeen a la orden propuesta por la Corporación y que tengamos que pasar nuestras vidas persiguiendo créditos para nuestras cuentas. Con el tiempo, es muy posible que debamos extraer cada onza de mineral en el suelo y entregar hasta la última gota de sangre en nuestros cuerpos solo para que ciertas áreas puedan tener la buena vida que vemos en nuestros teléfonos. No podemos permitirnos caer en la complacencia de la gratitud y la frivolidad. Debemos mantenernos alerta y despiertos.

Por otro lado, la Corporación son forasteros. Desde su punto de vista, Jarilo-VI solo es un pequeño planeta promedio, no es diferente de las estrellitas centelleantes. Sin embargo, para nosotros, es nuestro único hogar. Si nos hacemos muy dependientes de la Corporación, Belobog se convertirá en un niño al que llevan de la mano. Aunque sintamos que podemos correr y saltar, si nos quitan esa mano guía, nos daremos cuenta de lo débiles que son nuestras piernas.

¡No podemos permitir que esta corriente de ayuda crezca y se convierta en un río caudaloso que ahogará las futuras generaciones! Aún podemos acortar la gran distancia que hay entre Jarilo-VI y el mundo exterior. Si queremos ser un miembro respetado del cosmos, debemos forjar nuestro propio camino y no convertirnos en el vasallo de otro.

Colegas trabajadores, vayan y aprendan. Imitemos a estos forasteros y busquemos lo que nos beneficie. Es la única manera de que nuestros descendientes puedan ponerse a la par de otros planetas, en vez de sufrir en silencio, perdidos en la corriente.