Una balada sobre los Tres Titanes del Destino, escrita por Ilia, famoso rapsoda de los Herederos de Crisos.
Canción de la Temporada del Destino
Se dice que Ilia, el poeta Heredero de Crisos, compuso esta balada popular mientras viajaba por Janópolis durante la Temporada del Destino montado sobre un droma.
En primer mes del año, Jano cierra su puerta y se despide del pasado. La primogénita del destino traza contornos y fronteras como si estuvieran encadenados. Mira esa línea quebrada en el cielo, como un hacha que separa el antes del después. La gente se deshace de lo material y quema las ataduras del ayer. Cuando la puerta se abra de nuevo, un nuevo futuro llegará otra vez.
En el mes más regular del año, Talanton ajusta la cuerda y separa los segundos. La segunda hija del destino, como una regla y un compás, mide todo en el mundo. Mira esos días y noches de igual duración, como una balanza que equilibra la luz y la oscuridad. La gente descansa al atardecer y trabaja al amanecer, llevando a cabo su laboriosidad. ¿Qué diferencia hay entre lo insignificante y lo grandioso dentro de una absoluta igualdad?
En el mes más perezoso del año, Oronix esparce el sueño al bostezar. La hija menor del destino, como ambrosía, pone a la razón y al bullicio a descansar. Mira esa luz tenue del día, hasta el Dispositivo del Amanecer quiere dormir. Con la mente nublada y somnolienta, la gente su melancolía no puede evadir. Que todo descanse un momento para que todo vuelva a brotar y fluir.