Se desbloquea en el nivel 40 de personaje.
Tras abandonar su hogar, se convirtió en el aprendiz de un maestro anciano.
Además del entrenamiento físico y mental, a menudo escuchaba las historias del pasado de su maestro. Historias de belleza trascendental y fenómenos místicos de las que los juglares fueron testigos.
"Era un mundo bañado en ámbar, envuelto en una quietud tranquila, donde cada ser lloraba por las grandes maravillas ocultas bajo su superficie".
"Se dice que Idrila, después de embarcarse en un viaje por diferentes ciclos de las Trece Eras del Ámbar, regresará triunfante al universo durante el elusivo decimotercer mes".
Día tras día, su maestro le enseñó la esencia de la belleza.
Aprendió a ir más allá de la recitación poética, a abrazar la devoción como encarnación de la belleza y a defender verdaderamente su filosofía.
Entendió que la belleza no solo era un código por seguir, sino una forma de vida, una existencia que los caballeros conocen.
Sin embargo, su maestro dejó este mundo y una vez más emprendió su viaje solo. Reflexionó sobre su existencia, meditando sobre la naturaleza de su ser. En vez de lamentar su soledad, se enfocó en convertirse en un verdadero caballero.
Durante su estancia en una vieja ciudad, trabajó para restaurar sus calles deterioradas.
Derrotó a monstruos de pesadilla, y cuando llegó la primavera, los conejos volvieron a jugar en el bosque.
También tuvo la breve compañía de otro caballero, quien profesaba su fe en las bendiciones de la diosa que residía en su armadura.
"Para dar tu alma debes entender que cada encuentro tal vez sea el último, pero nunca debes retirarte".
"Nunca olvides estas palabras de valentía, mi querido amigo".
Contempló su lanza, que tenía las manchas de las innumerables batallas libradas en nombre de la Belleza.
Con una solemne veneración, limpió cada marca, un testamento de su diligente odisea en búsqueda de la Belleza.