Se desbloquea en el nivel 40 de personaje.
"Eres increíble, muchacho... Todavía no puedo entender cómo te las arreglaste para vaciar todo mi negocio. Pero nunca me rendiré. Si me presionas, volaré todo este lugar... ¿Qué vas a hacer al respecto?".
El "Toro Loco" de Iymanika hace una señal a sus seguidores para que lo suelten. El otro hombre levanta la cabeza de la mesa y se sacude el polvo del cuello.
"Ustedes, perros arrogantes de la Corporación, nunca respetaron a los vagabundos, ¿verdad? Pero ahora que están en nuestro territorio, jugarán según nuestras reglas".
Toro Loco vacía el cargador, pone una sola bala en la pistola y la arroja a los pies del otro hombre.
"Seis disparos. El destino decidirá si vivimos o morimos después de un máximo de seis disparos. ¿Tienes el valor?".
El otro hombre se agacha y toma la pistola.
"Ya son muchos los que me han apuntado con un arma. Algunos directamente apretaron el gatillo... Ahora, adivina cómo es que sigo vivo".
El hombre se levanta, mira fijamente a los ojos de Toro Loco, levanta la pistola y la pone contra su corazón.
"Es porque la pistola siempre acabará en mi mano".
"Y ahora, este juego me está aburriendo... ¿Una de seis? Eso posiblemente no sea suficiente. Si quieres tentar al destino...".
Seis disparos consecutivos truenan en la nave que queda envuelta en un silencio sepulcral. Cuando el humo se disipa, el hombre vuelve a levantar el arma y camina hacia Toro Loco. La pistola ahora está cargada con una bala nueva.
"Primero debes aprender a convertirte en un dado".
"No te rindes... ¿Por qué? ¿Porque se te dan mal los juegos de azar? O...".
Apunta el arma hacia la oscuridad.
"¿Por ella?".
Una mujer con una pistola emerge lentamente de la dirección en la que apunta. Toro Loco actúa como si hubiera encontrado la salvación al verla.
"Señora Jade, esto no es lo que acordamos...".
En ese momento, ambos abren fuego simultáneamente, y dos figuras vestidas de negro caen de las sombras detrás de cada uno de ellos.
"La Corporación tiene enemigos en todas partes, ¿verdad?". La mujer enfunda tranquilamente su pistola, saca su espejo cosmético e inspecciona su apariencia.
"Usaste nuestras vidas como cebo, les hiciste creer que había conflictos internos entre nosotros y, luego, los eliminaste a todos... Un truco inteligente, aunque un poco imprudente". Él saluda a la mujer con una sonrisa, aunque le tiemblan ligeramente las manos.
"¿Truco? No, fue solo una prueba".
La elegante dama abre la palma de su mano y revela una brillante aventurina de peculiares tonalidades.
"No hay nada extraño en esto. Las piedras preciosas están destinadas a ser deseadas, buscadas, cortadas y vendidas".
"Sin embargo, uno puede hacer mucho más. Todo depende de cómo te ves".