Se desbloquea en el nivel 60 de personaje.
En el final de la Era Nova, el gélido campo de pruebas revela su núcleo cruel.
Las olas gigantes de la Reminiscencia se convierten en un maremoto y sumergen a quienes caminan por la Vía Trazacaminos. Cuando despierta, sus compañeros ya se han perdido en las profundidades insondables de la Zona de los Recuerdos.
Se sentía como si hubiera vuelto a aquellos días solitarios antes de subir al Expreso, pero el dolor de este momento le decía que esto no era una simple pesadilla.
En el instante en que volvió a sumergirse en la marea de recuerdos, los fragmentos del pasado se precipitaron hacia él como un torrente.
"Sus latidos y su pulso son débiles. Marzo, será mejor que le hagas el boca a boca".
"¡¿Eh?! ¡Nunca lo he hecho antes! ¡Dan Heng, mejor hazlo tú!".
Recordó la primera vez que vio a Trazacaminos, un encuentro que parecía obra del destino.
"Solo estoy pensando que nos vamos a divertir mucho. ¡Je, je!".
En las calles de Belobog, la nieve se posaba en los hombros de los tres, y compartir un burrito caliente y humeante era suficiente para hacer que la noche invernal fuera más cálida.
"Como descendiente de los vidyadhara, cumpliré con mi compromiso con el Luofu".
Se liberó de las sombras del pasado con Trazacaminos y Siete de Marzo como testigos, y su historia pesada como la nieve se fue disolviendo entre las risas y la alegría de ambas/os.
"¿Qué te pasó en el sueño de Ena?".
"En mi sueño, el Expreso se detuvo en muchos lugares, y los pasajeros subían y bajaban. Sin embargo, nosotros cinco siempre estábamos presentes, y el viaje parecía no terminar nunca".
En una Zona de los Recuerdos similar, escaparon juntos del sueño de Colonipenal, dejando el futuro más esperanzador para la realidad.
"Dan Heng, ¿cuántos sacrificios más puedes hacer?".
La voz interior cuestionó su determinación en esta tarea, y él respondió con acciones decisivas.
El semidiós moribundo le entregó la Yesca, y en el instante en que la tomó, las miradas anhelantes de innumerables seres vivos parecían querer prenderle fuego.
En el momento en que el árbol sagrado se derrumbó, él cargó con el peso de todos los seres vivos de un mundo y fusionó su sangre con la tierra de Amphoreus.
Se adentró en las profundidades de las raíces de la tierra, buscando en qué dirección estaban sus compañeros.
En medio de selvas y océanos, atravesó viento y nieve, cruzó el mar muerto y el desierto, y a veces se perdió en este mundo complejo.
En cada momento que se adentraba en la oscuridad, siempre podía sentir esa mirada afectuosa detrás de él.
"Como hay mucho que ver de nuevo, volveremos a hacer el mismo viaje. Necesitamos un guardia... Y un archivero".
"Yo soy Dan Heng...".
Siguiendo ese pasado del que no podía separarse, el dragón furioso ruge mientras rompe todas sus ataduras y se alza hacia el camino inacabado...
"¡Soy quien guarda la senda trazacaminos!".