Se desbloquea en el nivel 20 de personaje.
El ataúd colosal, que parece un recipiente desolado perdido en una tormenta, se balancea en medio de las turbulentas corrientes del océano de la consciencia. Olas de ira, añoranza, odio, miedo y cansancio chocan contra ella como aluviones grises, que la empujan de un reino turbulento a otro.
Como un alma ahogada, por fin suelta su individualidad y se diluye en el infinito océano del caos...
Hubo un tiempo en que fue oficial de la Comisión de Administración del Territorio, tenía montañas de deberes mundanos y aspiraba a un ascenso. Con el tiempo, después de que un agudo chasquido resonara muy dentro de su mente, empezó a deambular por las calles como un cuerpo inconsciente...
Después, agobiada por una pena enorme, sumergió a su bebé con malformaciones de nacimiento en un recipiente lleno de un medio de cultivo de astroesquifes, a pesar de lo emocionados que ella y su esposo estaban por el recién nacido...
Cuando era una Nimbocaballero, la zarpada cruel de un lobo la abatió sin compasión, sus garras filosas desfiguraron su rostro y tallaron una "sonrisa" perversa. La herida le causó un dolor insoportable durante varios años cada vez que sonreía...
Su adivinación reveló que su vida se balanceaba en el borde del olvido. Desesperada, revisó la terminal de cálculo de la Matriz del Presagio con la intención de acceder a su centro y usar todo su poder. Sin embargo, el poder de la Matriz deterioró su mente sin compasión...
Destruyó su artilugio meticulosamente diseñado, así como al capataz que le dificultó las cosas a propósito. En ese momento, se dio cuenta de que nunca lograría su sueño de convertirse en una artesana, pero ¿qué más podía hacer?
Se convirtió en cada uno de ellos, en todos. Sin embargo, en ese momento, como una gota de tinta que desciende sobre su visión, una imagen se arremolinó y se disipó.
Debajo del cielo azul, había unas olas de trigo ondulantes que se agitaban a su alrededor. Con suavidad, un par de manos hábiles le colocaron una corona de flores. Dejó que el follaje, las hojas y las flores perfumadas la rodearan, como las delicadas manos que la abrazaban...
Ese calor familiar la sacude del sereno diluvio que lo devora todo.
Se da cuenta de que no es ninguno de ellos, ni la suma de sus formas. En ese efímero instante, desaparece en una minúscula gota en el océano de la consciencia. Recuerda su nombre y su deber...
Es una jueza de la Comisión de los Diez Líderes a la que llaman Hanya.
Al ver que había despertado, el aurúmata junto al ataúd empieza a escribir rápidamente, con movimientos demasiado veloces como para que el ojo humano pueda distinguirlos.
Se reveló el veredicto de su sentencia, y los nombres que se materializaron en sus sueños se transcribieron en una ficha de ábaco de jade. A medida que el ocaso se fusiona con la noche en el dominio, innumerables almas darán su último adiós al reino de los mortales, sin saber que alguien en lo más recóndito de Xianzhou registró el momento exacto de su muerte. Y, a las pocas horas, la mujer ya no los recordará.