Luka

Un luchador optimista y alegre que tiene un brazo robótico. Es miembro de Llamarada.
En el ring y en el campo de batalla, como boxeador y como luchador, Luka utiliza su poder para proteger a la gente del Bajomundo.
Él sabe lo que es perder la esperanza, así que está dispuesto a ayudar a los demás a recuperar la suya.

Levanta el martillo de acero una y otra vez.

Las chispas estallan ante sus ojos y el sonido del metal ahoga el ruido sordo de los músculos y articulaciones. El joven todavía no es lo suficientemente alto como para alcanzar las herramientas situadas sobre el armario de hierro, pero la fuerza con la que blande el martillo de acero se asemeja a la de los artesanos más hábiles.

Esta tienda es su vida. Su padre se sienta frente a la entrada y limpia una y otra vez el oxidado letrero de la puerta. De vez en cuando, se tumba sobre su cama dura e imagina su futuro, pero no importa a dónde lo lleve su mente, la figura de su padre siempre aparece en el fondo de sus pensamientos.

De pronto, se oyen pasos acercándose. Por un momento deja a un lado su trabajo. Su padre se pone de pie, con su figura robusta, pero ligeramente encorvada. Son los miembros de Llamarada otra vez. Han estado frecuentando esta tienda desde que Villamartillo estableció el toque de queda, y la demanda de pedidos de todo tipo de armas ha crecido considerablemente.

Mientras estos pensamientos invaden la cabeza del joven, sus ojos chocan de casualidad con aquel cliente habitual que parece ser el líder del grupo. Su piel es morena. Es alto. Su aguda mirada se suaviza inmediatamente cuando sus ojos ven al joven. Entonces, inclina la cabeza ligeramente para saludarlo.

"Jefe Oleg, ¡bienvenido! ¿Qué se le ofrece?".
"No se preocupe, solo quiero hablar con usted", y señala a Luka. "Sobre su hijo".

El fuego se alza a su alrededor, el humo y el polvo no le permiten ver bien. Se escuchan gritos y quejidos a medida que el olor a aceite y a sangre se mezclan. Luka resiste las ganas de vomitar.

La primera vez que lanzó un puñetazo directo, una sonrisa se dibujó en la cara del maestro Oleg, lo que animó mucho a Luka. Sin embargo, después de haber experimentado la brutalidad de estar en el frente, nunca volvió a sentir esa calidez en su corazón. Cada vez que se formaban en fila, Luka observaba las expresiones de sus camaradas. La inquietud que veía en sus rostros calmaba un poco sus miedos.

Un grito trae a Luka de vuelta a la realidad. Corre en la dirección de donde procede el sonido y se encuentra con un niño indefenso acorralado por un monstruo. Su instinto lo impulsa a saltar y a ponerse entre la afilada espada y el frágil cuerpo del niño.

Se oye una fuerte explosión detrás de él. Luka sujeta con una mano al niño presa del pánico y voltea lentamente la cabeza. La monstruosa criatura cae desplomada al suelo. Al parecer, una bala perdida ha alcanzado sus órganos vitales.

"Mu-muchas gracias...".

"¿Estás bien? ¿No te pasó nada?".

"Tu... tu mano...".

Su mirada se dirige hacia donde apunta el dedo del niño: su brazo derecho. La manga que debería cubrir su hombro no es más que un pedazo de tela que se mece con el viento. Hay sangre saliendo por debajo de ella.

Pero, antes de desmayarse de dolor, sintió otra vez esa calidez en su corazón.

Luka cae vencido en la final de su primer campeonato.

¡Ja, ja, ja! ¡Eres un inútil! En este mundo, solo los más fuertes sobreviven. ¡Los tipos como tú no deberían ni mostrarse ante mí!

A Luka no le importa la humillación. Su oponente en la final es uno de los villanos más conocidos de la ciudad, un luchador despiadado y cruel. "Si tengo que hacer trampa para ganar el cinturón de oro...", se dice a sí mismo, "entonces prefiero olvidarme de él".

La noche siguiente, se encuentra con unos niños a la vuelta del club. Uno de ellos, un niño pequeño y delgado, está acurrucado en el suelo. Su cuerpo está lleno de heridas y está rodeado de niños mayores que se muestran orgullosos y arrogantes.

"Ja, ja, ja, ¡eres un inútil!", grita el cabecilla del grupo mientras señala al niño herido. "¡En este mundo, solo los más fuertes sobreviven!".

Ese día, juró convertirse en el campeón del Bajomundo. Y lo hará a su manera, de forma justa y honesta.

"Bueno, eso es todo por hoy. Siéntate, niño".

"¿Eso es todo? ¡Quería practicar un poco más!".

"¡No te sobresfuerces! ¡Ven aquí!".

"Ja, ja, ja. ¡Ya voy!".

"Te voy a hacer una pregunta y quiero que me contestes con la verdad".

"¿Eh? ¿Vamos a tener una charla entre maestro y aprendiz? ¿Cuál es la pregunta?".

"Quería preguntarte... ¿de verdad te gusta pelear?".

"Ja, ja, ja, ¿por qué me preguntas eso de la nada? ¡Claro que me gusta! Si no, ¿por qué pasaría tanto tiempo contigo?".

"¡No intentes engañarme! Responde la verdad, ¿me oíste?".

"Así que hablas en serio... Está bien, para ser sincero, no me gusta tanto".

"Bien, al fin escucho la verdad. Entonces, si el Bajomundo no necesitara la ayuda de Llamarada, ¿seguirías entrenando?".

"Humm, déjame pensarlo... Yo diría que sí".

"¿Por qué? Tú no peleas porque quieres el cinturón de oro, a mí no me engañas. Si el Bajomundo se volviera un lugar más pacífico, ¿tendrías razones para convertirte en luchador?".

"Tú me dijiste que siempre habrá gente mala, no importa qué época sea. Incluso si todos los monstruos del Fragmentum desaparecieran, las personas seguirían peleando por cualquier tontería".

"Humm, sí, yo dije eso".

"Mientras haya gente mala en este mundo y mientras haya gente buena a la que proteger", Luka se pone en pie, "¡seguiré luchando!".