Se desbloquea en el nivel 40 de personaje.
"General, ¡informe! Capturamos a ciento diecisiete de los Discípulos de Sanctus Medicus y los llevaremos a la Comisión de los Diez Líderes para encarcelarlos".
"Sin embargo, a este joven parece que lo torturaron con sus medicinas. Mire...".
Mientras se esconde en las sombras, una mujer a la que llaman "general" camina hacia él. Sin duda, ya se dio cuenta de su presencia.
"Cuando llegue ese momento, debemos seguir con la voluntad del otro".
La voz que resuena en su mente carece de emoción, pero tras escucharla día tras día, levanta su daga de golpe.
Sin embargo, en un parpadeo, la daga golpea el suelo.
"¿Quieres matarme?".
"Mató a mi familia".
Notó un nerviosismo fugaz en los ojos de la mujer con orejas de zorro.
"¿Los consideras familia?".
"Me salvaron. Son la única razón por la que sigo con vida".
Ella suelta al chico y mueve la cabeza.
"Veo que no sabes nada... Olvídalo. Alguien vendrá a darte un hogar y una vida. Solo síguelo y estarás bien".
Cuando se da la vuelta para irse, el chico se queda en cuclillas en el suelo y solo mira su sable. Sabe que quizás esta sea su última oportunidad.
Toma la daga del suelo, salta muy alto en el aire detrás de ella y arremete.
"¡Buen ataque!". Ella lo elogia.
Esta vez, la daga no cae al suelo, sino que termina en las manos de la mujer. Sin embargo, él no se rinde. Esquiva a diestra y siniestra, e incluso muerde la mano de la mujer cuando eso no funciona.
"No es educado morder a las personas, ¿sabes?... Ah, no se preocupen por mí. Deténganse... Este niño me recuerda a mí en el campamento de guerra borisin".
La mujer no se defiende. Solo está esquivando sus ataques. El joven está agitado y sin aliento, pero sigue buscando con desesperación un hueco en sus defensas.
Llegan a un punto muerto.
"¿Qué tal esto? Puedes volver conmigo".
La mujer saca una saeta y se la da al joven.
"Hagamos un trato. Ven conmigo y puedes desafiarme cuando lo desees hasta el día en que cumplas tu venganza".
"¿A qué se refiere?".
"Si vienes conmigo, puedes matarme cuando quieras".
Incluso los Caballeros del Verdor que estaban alrededor estaban estupefactos por sus palabras.
"Claro, hasta el día que me mates, debes hacer lo que te diga. Tendrás tres comidas al día, estudiarás y aprenderás artes marciales... Ah y te bañarás a diario".
El joven tragó saliva.
"¿Y después de que la mate?".
Eso tomó desprevenida a la mujer por un momento antes de soltar una carcajada.
"Entonces, por supuesto, serás libre de hacer lo que te plazca".