Se desbloquea en el nivel 80 de personaje.
Se puso de pie en la silla para quitarle el polvo a la pantalla de la máquina recreativa haciendo círculos, sin parar, intentando eliminar todas las motas de polvo que había allí.
Volvió a aquel restaurante de comida rápida, a aquel sótano. Abrió la puerta y todo estaba donde solía estar. La propietaria le había dejado todo tal cual.
La suave luz rosada se desparramó por la pantalla como las luces de neón de la ciudad y le recordó los cielos estrellados.
No era la primera persona que subía a lo más alto de ese edificio, ni la primera que había posado sus ojos en esas vastas extensiones de estrellas.
Conocía la historia de Zero, el hacker más brillante y el jugador más aterrador de la era de las Guerras de Internet. Fue quien provocó la primera parálisis global de la red solo para llevar a la nave de escolta de la Corporación para la Paz Interastral hasta su puerta.
Pensó en Sage, el creador de la tecnología de edición de éter, un chiflado que se puso el nombre de los muertos. Para marcharse del planeta, estaba dispuesto a librarse de sus ataduras físicas, entrar en la Zona Oscura y convertirse en un espíritu que vagara para siempre por la Red Interastral.
Se acordó de Stoneblade, el orgullo de Monte Chatarra. Sus historias de resistencia ante el Oasis se contaban a menudo en las familias de las tierras áridas. Algunos decían que al final se había ido con los Vigilantes de la Galaxia para seguir siendo una chispa rebelde en la galaxia.
Su amante, Twinsnake, era una celebridad en el Oasis. Su paradero no estaba claro y lo único que la gente sabía era que ni su origen podía impedir que estuvieran juntos, aunque la galaxia acabó separándolos.
En Punklorde, cualquier persona a la que llamen "legendaria" ha acabado corriendo la misma suerte.
Ella sabía que, como leyenda de la era actual, se estaba acercando rápidamente a ese punto.
Pam, pam... Se percató de las pisadas que venían de algún lugar por encima y se acercaban.
Una, dos, tres, cuatro personas.
Un hombre, una mujer, un humanoide de metal y...
Se sentó, se dio la vuelta y contempló el sótano vacío por última vez, antes de girarse hacia la persona que estaba junto a la puerta.
"Acepto".
El juego llamado Punklorde terminó ese día.