"Querida hermana:
¡Me comí todos los postres que me dejaste! No pude evitarlo, ¡las tartaletas estaban tan deliciosas que me comí tres antes de la clase de música! Desafortunadamente, la maestra
bruja gritona dijo que mi voz sonaba como un gruñido y que cantaba como un patito, así que me castigó. ¿Y adivina qué? ¡Terminé comiendo una cuarta tartaleta fuera del aula!
Por suerte, he estado practicando el piano con mucho esmero, y el Sr. Grandote siempre elogia mi talento. Ya sé tocar una melodía en su forma original después de escucharla una sola vez. ¡Soy tan genial como tú! Cuando vuelvas, podemos tocar a dúo en el mismo piano y hasta podríamos ofrecer otro concierto.
No tienes por qué preocuparte por nuestro pajarito. Cada día vuela un poco más alto. Con el buen tiempo que hemos tenido últimamente, ¡sin duda pronto se marchará volando! Esta tarde, mientras limpiaba la tumba de mamá, vi varios pájaros parecidos al nuestro. ¡Sé que nuestro pequeñuelo se les unirá pronto!
¡Cómo pasa el tiempo! Hace poco empecé a tomar las clases de Melodía de Bronce de La Familia en la iglesia. Eso significa que, en el futuro, me convertiré en una persona superpoderosa. ¡Estoy seguro de que transformaremos el paisaje onírico en un lugar maravilloso!
Te envío unas FelizAlma de sabores nuevos junto con esta carta. Algunas son un poco inusuales, pero divertidas. Me encantaría que las probaras. Si te gustan, ¡con gusto te enviaré más!
(¡Y, si encuentras algunas tartaletas deliciosas, envíamelas también!).
¡No trabajes demasiado!
¡Cuenta conmigo siempre!
Tu hermano mayor"
— Una vieja carta familiar escondida en el compartimento secreto de una maleta.