Tingyun

Tingyun es una raposiana elocuente y ostenta el cargo de aeroembajadora de Llamas Silbantes, el gremio de comerciantes de la Comisión del Transporte Celeste.
Su facilidad de palabra hace que su público espere ansiosamente más historias cautivadoras. Gracias a su supervisión, las ferias comerciales de Xianzhou se volvieron conocidas en toda la galaxia.
"Intentar evitar el conflicto siempre que sea posible, y persuadir a los que pueden ser persuadidos", ese es el lema de Tingyun.

Hay un dicho: "Los raposianos están hechos para los negocios". Si se pasa un rato en el Conde Insomne, se puede comprobar esta realidad.

"Hay algo que usted no sabe", dijo la mujer raposiana, agitando su exquisito abanico de hueso mientras miraba al escéptico hombre que tenía delante. "El agua y la tierra son la base de la vida. Las semillas de los arenacítricos de la Confederación del Agua Amarga, cuando se trasplantan a los suelos sagrados de Vonwacq, se convierten en naranjas dulces. Esto se debe a los fértiles suelos biodinámicos de Vonwacq. Y, si se importan los alevines de pez linterna de Thalassa y se suministran a los vidyadhara del Desfiladero de Escamas para que los críen, pueden duplicar su tamaño hasta alcanzar más de un metro de largo".

"El último plan de Llamas Silbantes consiste en seleccionar las especies con potencial comercial y transportarlas de manera segura en astroesquifes comerciales. En un mes, recibirá el primer lote de mercancías, que interactuarán con los cristales del Palacio de Cristal de Thalassa formando colores, y crearán un producto comercial único para su nación".

El hombre de las branquias sopló unas burbujas, que representaban un acuerdo vacilante en su cultura. Luego habló con una pronunciación exquisita: "Creía que Llamas Silbantes eran comerciantes especuladores que se dedicaban al arbitraje. ¿Están virando hacia el transporte para quedarse con toda la cadena de suministro? Dígame, ¿de cuánto estamos hablando?".

"Por un servicio de devolución, nos llevamos el noventa por ciento. Un corredor solo pasa el producto de mano en mano. Mejor dicho, de una aleta a otra. Como dice el refrán: "Los grandes negocios no piensan en beneficios". Solo beneficiando a la sociedad podemos esperar beneficiarnos a nosotros mismos. Siempre que el Palacio de Cristal esté de acuerdo, me gustaría hacer un contr... Ejem, quiero decir, una colaboración a largo plazo. ¿Qué le parece?".

Ese día, Tingyun no solo cerró un trato, sino que también forjó una nueva amistad para la alianza.

Tingyun siempre fue diferente a los demás.

Los raposianos son sinónimo de rapidez y agilidad. Esto se debe a sus reflejos rápidos como un rayo y sus agudos sentidos, y también hace que los raposianos jóvenes sean descarados y juguetones. ¿Pero Tingyun? La chica de orejas puntiagudas siempre es amable y suave. No solo no tira enérgicamente del pelo a los demás cuando se encuentra con alguien, sino que ella misma permanece tranquila, aunque alguien le tire del pelo. Con una sonrisa inocente y su dulce voz, insta a la otra persona a parar...

No es difícil entender las diferencias en la naturaleza humana. Pero, comparada con sus compañeros raposianos de edad similar, ocupados en destrozar sus hogares, Tingyun, que nunca había sido buena en el combate, era un motivo de frustración para sus padres, que servían en el ejército de la Comisión del Transporte Celeste. Como Tingyun no tendría que heredar el negocio familiar, se liberaron de sus prejuicios y dejaron que su hija hiciera lo que quisiera...

Como resultado, una nueva y deslumbrante estrella del comercio apareció en el Luofu de Xianzhou. Con su cálida personalidad y sus grandes habilidades, esta chica raposiana completó sucesivamente varias misiones comerciales con dieciséis planetas diferentes, y volvió a firmar otro acuerdo bilateral con la Corporación. Además, el famoso festival comercial de Xianzhou, la Gran Feria, obtuvo una gran popularidad gracias a ella.

Hablando del abanico reticulado de seis nudillos de Tingyun, es un conocido ingenio de la Comisión de Artesanía.

Muchos comerciantes llevan armas de defensa propia cuando viajan más allá del cielo. Pero Tingyun es una excepción: se niega a portar cualquier arma que no se ajuste a su estilo, como espadas, lanzas y alabardas, que son poderosas, pero poco agraciadas. Y considera que las armas trampa, como los dardos, son demasiado tóxicas y vergonzantes.

Después de pensarlo mucho, Tingyun eligió finalmente este abanico reticulado tallado. En sus propias palabras, he aquí el porqué:

"La gente de negocios aprecia la paz por encima de todo. Llevar un arma deshonra las amistades y es perjudicial para los intereses comerciales".

"Mi abanico no es un abanico corriente. Claro, puedo usarlo para refrescarme, o para encargarme de un mal cliente. Lo mejor es tener una charla agradable, pero si las cosas no van bien...".

"... Solo tengo que abanicarlo más fuerte y enfriarlo hasta que sepa que voy en serio".

Pero, si alguna vez espera el ascenso a Timonel, la personalidad servicial de Tingyun pasará de ser una fortaleza a un obstáculo; al fin y al cabo, la Comisión del Transporte Celeste siempre la han dirigido grandes pilotos, guerreros bautizados con las llamas de la guerra. En cambio, Tingyun no es muy buena conduciendo astroesquifes, y mucho menos matando. Esa es la principal diferencia entre ella y la actual Timonel de la Comisión del Transporte Celeste, Yukong.

Además, Yukong siempre ha planeado cederle su puesto, pero no sabe si está realmente capacitada para asumirlo.

Para ella, Yukong no es solo una superior de confianza o incluso una salvadora en momentos de crisis. En su corazón, Yukong es también una especie de ídolo glorioso. La ve como alguien a quien confiar su espíritu, como un faro que la guía. Quiere aferrarse a la luz de la estrella, pero descubrió que solo puede perseguirla con desesperación desde las sombras. Hasta que un día, esa estrella solitaria le dijo:

"Los tiempos están cambiando. Xianzhou está cambiando. Un día, esta gigantesca nave se agotará por completo de toda la sangre y la guerra del espacio. Cuando llegue ese momento, la Comisión del Transporte Celeste será el escenario para tu actuación".

No sabía hasta qué punto era una broma lo que decía, pero metió cuidadosamente estas palabras en un sobre, lo cerró y lo guardó en el fondo del cajón de su tienda. Decidió no olvidarlo nunca.

"Aunque no pueda ir a la batalla, tengo la oportunidad de demostrar mi fuerza", pensó la chica raposiana. El Luofu estaba anclado en órbita, y en proceso de recuperación tras una campaña contra las abominaciones. El floreciente comercio se convirtió en el telón de fondo de la época.

Al comprender las expectativas que Yukong tenía de ella, huyó a los confines de la galaxia, buscando más alianzas y amistades.

"En cuanto a quién está a cargo del timón en el Luofu, la gente naturalmente dirá que la señora Yukong es quien manda. Pero si me preguntan a mí...".
"Mi hábil oratoria debe contar para algún tipo de dominio del timón, ¿verdad?".