Se desbloquea en el nivel 60 de personaje.
"Hermana... ¡hermana!".
Se sorprendió al descubrirse bajo un cielo azul, rodeada de exuberantes olas ondulantes de trigo en crecimiento.
Ella sonrió mientras trenzaba las ramitas y flores que había recogido antes, y colocó esta corona en la cabecita de la niña que reposaba en su regazo. La niña se giró para mirarla y sonrió, mucho más radiante que las flores.
Se aferró a este rostro con fuerza y prometió protegerlo eternamente por su delicadeza y fragilidad. Prometió hacer muchas, muchas cosas por ella.
"Hermana... ¡hermana!".
Tan pronto como se distrajo, el rostro se relajó y se ensanchó. No había rastro de debilidad en esos hermosos ojos que necesitaban de su cuidado... solo perseverancia. Este rostro caminó junto a ella, abordó con ella astroesquifes y navegó más allá de las fronteras.
Tormentas de arena, heladas, marcas de barro... El tiempo dejó mucha suciedad en este rostro. Sin embargo, estas manos siempre limpiarán todo con suavidad y meticulosidad.
Al igual que ella, su hermana creció y maduró. Ella no siempre debería limpiarle el rostro a su hermana delante de todos como una madre ansiosa. Pero ¿cómo podría dejar pasar las cosas? Ella prometió proteger este rostro para siempre y hacer muchas, muchas cosas.
"Hermana... ¡hermana!".
Levantó la vista de la sangre y el fuego de la tierra quemada. En el suelo yacían miles de rostros familiares, pero sin vida, incluido el de su hermana.
Pero no pudo encontrar su propio rostro.
"Puedo salvarla. Puedo salvarlos a todos. Solo necesito un movimiento de la rama y le enseñaré a la carne a volver a crecer a partir de los huesos, o dejar que los pétalos se eleven del polvo a la flor una vez más. Sabes bien que puedo hacerlo".
Debajo de ella, un extraño árbol con mil rostros le hablaba a ella y a todos. Al agitar sus ramas, penetraron profundamente en la tierra.
"Soy fugaz, soy eterna. De mí, obtendrás la verdadera inmortalidad".
Sollozando, cerró los ojos, incapaz de ofrecer resistencia. En ese momento, ella era solo una fruta insignificante en este árbol gigante, impotente contra raíces poderosas.
Una espada colosal en llamas cayó desde los cielos, quemando la atmósfera dulce, pero pútrida. Una imponente figura con una armadura gruesa se estrelló en el campo de batalla como un meteoro, gritándole al altísimo árbol con el valor que caracterizaba su nombre. El extraño árbol floreció una vez más como una flor perenne, sus ramas doradas crecieron ferozmente para enredar con fuerza al enemigo.
"Cada vez que superas la muerte, me siento más que feliz. Como ellos, tu carne y tu sangre son insignificantes, pero tu dolor es algo que me agrada".
Las ramas se rieron estridentemente y dejaron que cada cabeza dijera una palabra en su nombre hasta que encadenaron una frase: "Teng Xiao, ¿qué planeas usar para matarme esta vez? Tengo curiosidad".
"A mí mismo", respondió el hombre con calma. Detrás de él, la ilusión dorada hunde la colosal espada directamente en el suelo desde lo alto del cielo.
"Hermana... ¡hermana!".
Los gritos se vuelven más urgentes. Ella podía sentir que una vez más la filtraban, la eliminaban, la fusionaban y la metían en un yo estrecho y limitado.
"Estas supuestas juezas del Inframundo y embajadoras de los Diez Líderes no significan nada".
Como cualquiera que se despierta bruscamente, ella regresa a su cuerpo, pero olvida el sueño. La jueza de blanco se siente desconcertada.