Se desbloquea en el nivel 20 de personaje.
Ver a su padre refinar espadas en el taller siempre estimulaba su hambre, más de lo normal, probablemente por el intenso calor que emitía la fragua. Como resultado, solía desaparecer entre dos y cuatro horas, durante las que se escabullía al mercado para llenarse la barriga, aparentemente para estar en mejor estado de ánimo para observar y aprender de su padre.
"Esta tienda sirve salchichas de carne más rápido que sus competidores. El chef ensarta las salchichas con maestría, y las atraviesa por el centro con una simetría perfecta. Si aprendiera a blandir espadas, probablemente adoptaría un estilo de lucha enérgico". Eso fue lo que pensó mientras se ponía al final de la fila.
Las bolas de arroz con sésamo de esa tienda normalmente eran preparadas por la propietaria, pero su marido se había encargado hoy de hacerlas. Su antebrazo estaba mucho más tonificado que la parte superior del brazo, posiblemente debido al entrenamiento regular con cuchillas. Por eso, preparó las bolas de arroz con sésamo con mucha más fuerza de la necesaria, aplastando incluso los granos individuales de arroz. Sin embargo, cada bola de arroz acabó siendo tres veces más grande de lo habitual. Al darse cuenta, ella se acercó con impaciencia para hacer su pedido: "Dos bolas de arroz. ¡Con más arroz, por favor!".
La raíz de loto dulce frita que vendía el tipo de verde nunca tenía la misma calidad. Sin embargo, la que vendió hoy resultó ser bastante decente: dulce, pero no empalagosa, y crocante por fuera, pero sin perder su textura crujiente. Para cuando terminó la que había comprado, ya se había alejado un poco y fue entonces que se detuvo a observar al sujeto. Parecía estar girando la muñeca de forma rítmica mientras cubría el bocadillo de jarabe... ¡Esa era una técnica de espada! Pero ¿cuándo la habría aprendido? "Humm... Parece que la habilidad con la espada también se puede aplicar en la cocina...".
Ya se había puesto el sol cuando se sació y regresó a casa. En el patio, su padre le entregó una flamante espada a otro hombre con casco de hierro.
"Gracias, maestro Hanguang. Con esta hoja... erradicaré todo el mal". La furiosa determinación de aquel hombre brillaba en el resplandor del atardecer, pero estaba teñida de la desesperanza del crepúsculo.
Sin embargo, Yunli no se percató de la puesta de sol. En cambio, su atención se centró en el hombre del casco de hierro. Ante ella había claramente un hombre fornido y robusto, pero le habían dado una espada muy ligera. La punta de la espada también era más ancha que la de una espada normal. Tal diseño sería ventajoso al luchar contra enemigos provenientes de todos los lados. Pero, extrañamente, tras aceptar la hoja, lo primero que hizo aquel hombre fue evaluar la resistencia a la tracción de la borla de la espada...
"Ese hombre es un caballero de asalto, ¿verdad? Hum, ¿aun con una espada tan ligera, todavía espera sujetar la borla para evitar que su espada salga volando?... Parece saber montar a caballo de forma decente, pero también parece alguien que huiría en vísperas de una batalla. No es digno de tu espada".
Hanguang miró a Yunli sorprendido.
"¡Comer tanto es solo para practicar la perspicacia!".