Al principio, su pose era exactamente la misma que en el retrato anterior.
Al mirar esa cara idéntica a la suya, se convenció de que no era ella.
"Es imposible, ¿cómo puede haber dos retratos iguales?".
Le retocó las articulaciones, le abrió los ojos e hizo que los dedos fueran más suaves.
Al terminar, pareció satisfecha.
"Es completamente diferente a ayer. Este es mi yo de hoy".