En realidad, la mayoría de las presas no se dan cuenta del peligro que las acecha.
Esta vez no es una excepción.
El visor gira lentamente y se fija en un hombre que arroja sin cesar un fajo de billetes tras otro.
"Mira qué avaricioso. Con ese dinero yo podría hacer varios negocios... No me extraña que haya gente que quiera acabar con él".
Como si lo hubiera oído, el hombre vuelve la cabeza.
"Llevo mucho tiempo esperándote. ¿Este dinero es suficiente para que escuches mi oferta antes de tomar una decisión?".