"¿No confías en mí?".
Miró de forma provocativa al hombre que tenía delante, sacó una pistola y quitó todas las balas del tambor, excepto una.
"Parece que, si queremos tener una cooperación amistosa, tendré que explicarte cuál es mi estilo".
Puso la pistola en la mano de su oponente, giró el tambor y apuntó hacia su propio pecho.
Luego apretó el gatillo varias veces y apenas mostró una leve sonrisa después de oír tres clics vacíos.
"La vida no es más que una gran apuesta, y yo siempre soy el ganador final".