A lo lejos se está formando una tormenta. Unos tentáculos emergen desde el fondo del mar Estigio, como si quisieran jugar con el ser frágil e inocente que flota ahí.
Las extremidades rotas de la bestia marina producen salpicaduras gigantes que se elevan hacia el cielo y se hunden en el fondo del océano tras desperdigarse.
Se dice que el estruendo de la batalla duró diez días y diez noches, y fue incluso más fuerte que los truenos y relámpagos.
Se dice también que, aunque un hombre tuviera diez mil vidas, no bastarían para resistir la erosión del mar Estigio.
Hasta que el coraje arrasó con la inmadurez y el orgullo templó la debilidad.
Aquella delgada figura se tambalea hasta la orilla. El primer rayo del sol brilla sobre las aguas del mar y las tiñe de rojo, como la sangre del pasado.