Lágrimas involuntarias se deslizan por sus mejillas. En el centro del destrozado arreglo ritual no solo queda la sombra de la muerte, sino también un abismo de silencio y vacío...

Entonces, un suspiro se escucha en la oscuridad, un temblor procedente de lo más profundo del alma.
"Hermana... ¿eres tú?".
El joven levanta la mano y un destello de luz brilla en sus ojos. La silueta de su ser querido no dura más que un instante, pero siente como si hubiera permanecido en su corazón por miles de años.

"Ya veo... Gracias por venir a despedirte de mí por última vez".
Se levanta lentamente. Los primeros rayos del alba se reflejan en su rostro obstinado, aún mojado por las lágrimas.

"El camino de la búsqueda es largo y solitario... Espero que volvamos a vernos al final del viaje".