La niña se esconde detrás de la puerta y no se atreve a avanzar ni un paso más.
Tal vez porque el objetivo de esta noche está al alcance de su mano, su corazón late más fuerte.
"No tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo...".
En medio de la oscuridad, el silencio suelta un grito agudo.
La niña está temblando y sostiene con fuerza el "arma" que tiene entre las manos, pero aún no se atreve a acercarse al "objetivo".
"¡N-no hay nada de lo que t-tener miedo!".
La cola que tiene detrás ya no aguanta más y se ilumina.
"¡Date prisa! ¡Solo estás recogiendo un paquete!".