"Esa... ¿quién es?". La joven acaricia a esa desconocida que es ella misma.
Recuerda cómo el fuego de ese día se la tragó entera, y cómo su abanico engastado se convirtió en cenizas.
Antes caminaba por una senda interminable y buscaba la luz que había más adelante.
Los sonidos del exterior la llamaban y la guiaban hacia adelante, ayudándola a atravesar las capas de oscuridad.
Los sonidos del interior le recordaban que las promesas incumplidas, los planes sin ejecutar y los deseos que aún no se habían hecho realidad seguían esperándola.
No habían perecido en el fuego, sino que brillaban más fuerte entre las llamas.
"Esa soy yo...".
Parada al final del camino, ya no mira hacia atrás.
"Es mi yo original... y también mi nuevo yo".